Capítulo 13

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Después de clases Nicolas y yo íbamos a buscar a Rita para comprar un helado. Hacía algo de frío.

Estábamos saliendo de la escuela, cuando Nicolas, que estaba junto a mí, se detuvo de repente.

-¿Qué ocurre?

No me respondió. Tenía el ceño fruncido.

Miré en la dirección a la que Nicolas estaba viendo.
Junto a la salida, estaba una mujer alta y delgada, con el pelo negro. Sus ojos eran idénticos a los de Nicolas.

Lo volteé a ver.

-¿Nicolas?

En ese momento la mujer de ojos grises nos vio y caminó hasta donde nos encontrábamos.

Me echó un vistazo rápido, pero le habló a Nicolas como si yo no hubiera estado ahí.

-Ha pasado mucho tiempo, hijo.

"¿Hijo?"

-Ha pasado mucho tiempo, Jane.

La sonrisa de la mujer flaqueó un poco al oír lo último.

-¿Por qué nunca me dices mamá?

Nicolas me volteó a ver algo incómodo.

-Mira...Jane. No sé por qué estás aquí, pero hoy tengo planes- dijo mirándome a mí.

Creo que a partir de ese momento Jane empezó a odiarme.

-Emmm... si quieres Nicolas podrías...-empecé a decir.

La mirada de Nicolas decía: Erin, por favor no.

-Lo siento, Jane. Gusto en verte- dijo Nicolas tomándome de la mano y echando a andar.

Después de que cruzáramos la esquina Nicolas empezó a correr, llevándome a mí detrás de él.

Nos detuvimos después de correr  cinco cuadras y media.

-Lo siento- dijo jadeando y soltándome la mano- Por favor no preguntes ahora, no quiero hablar sobre el tema.

Asentí algo dudosa.

-Sabes que no me gusta correr- dije dándole un pequeño empujón.

La sonrisa de siempre apareció de nuevo.

-Deberías agradecérmelo- dijo- Apuesto a que rara vez corres de esta manera.

Nos empezamos a reír, y dí gracias a Dios, porque si no, la situación hubiera sido muy incómoda.

***

Perdimos el autobús para ir a la casa de Rita.
Pero la caminata fue divertida.

-Erin, el poema no es tu regalo de cumpleaños.

-Pero Nico, a mi me basta con eso, en serio.

No le hizo caso a a lo que había dicho y exclamó:

-Te va a encantar.

***

-

Miren esto- dijo Rita lanzando una gomita y atrapándola con la boca- A que ustedes con pueden.

-¿Estas bromeando?- le preguntó Nicolas- Yo lo puedo hacer mejor.

Arrojó una gomita muy alto, pero en vez de caer en su boca, calló en su ojo.

Amor entre Libros (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora