Cámara.

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Te vi, después de un lapso en nuestras almas.

Te vi y un triste recuerdo invadió mi mente.

Porque te vi, y vi reflejado aquel dia en que tomé mi cámara y te capturé. Y vos, vos sólo reias y mirabas el sol.

Lo que nunca te dije, es que sacaba esas fotos para observarlas cada día. Y eso hago, desde que te fuiste y me dejaste con esos papeles de tinta mostrandome tu perfección.

Porque te vi, y vi reflejado el día en que tomaste mi mano y me suplicaste que te siguiera.

Y me llevaste por tu camino.
Y lo sabías.
Sabías que tu camino era de clavos, espinas y brazas encendidas.

Y lo sabias.
Sabías que mientras vos llevabas zapatos de acero, yo iba descalza.

Y lo sabías.
Porque sabías perfectamente que al terminar tu camino junto a mi, estarías igual de feliz y con tu frescura previa a comenzar. Y yo, yo saldría con los pies y el corazón corrompidos.

Porque te vi e inevitablemente las armas de los recuerdos dispararon contra mi pecho, haciéndolo sangrar como la primera vez, como si fuese amateur en esto de amarte.

Sin embargo, te vi, y llevabas la misma camisa el día en que me quitaste la cámara y quisiste imitarme. Y me capturaste también, pero esas fotos no las tienes.
Aún están en mi vieja cámara. Esperando que las busques, así tu me ves cada día.

Y en algún momento, tus pupilas me encuentren de casualidad, caminando por la calle y pienses...Que me viste.

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