El sol se colaba por la pequeña ventana de ese lugar que quise tanto, e iluminaba el papel que sostenias.
Entré, tratando de manera inútil deshacer las nubes de estrato que se formaban en mi cielo y el irreversible nudo en mi garganta.
Era el desenlace, pero sabías que nunca me iría.
Me diste el papel doblado cuatro veces, sin articular palabra alguna, y con tus ojos me dijiste que lo abra cuando la tormenta se acabe.
No había nada que decir, era el desenlace.
Solo me rodeaste en un abrazo.
-"Te quiero mucho".Salí de aquel lugar y el ambiente estaba pesado y angustioso, tanto que mi cuerpo no pudo seguir avanzando sin detener la lluvia.
Abrí el papel, contando las veces que lo leíste, y noté que tu letra había impreso mis palabras, las que te dije un día en que el sol anochecio.
Mis ojos leyeron todo, e hicieron énfasis en tus palabras, que lograron que mi alma funcione otra vez.
Te quiero mucho. No me olvides.

ESTÁS LEYENDO
Re Tratos
PuisiMi vida son chubascos constantes, que tratan quizá de transformarse finalmente en una tormenta sin fin. Tu luz y tu calor hace que se detengan y sean chubascos para siempre. La mayoría de lo que esta escrito surgió en la madrugada.