Re Tratos

Vos ya amabas.

No se con qué excusa te miré aquel día, que cruzaste la puerta y te iluminó el sol.

Necesito que me expliquen que tienes que me hace temblar y sentir como un pequeño humano inservible y torpe.

No se cómo fue que tu mirada me empezó a importar más que todo el oro existente. Y tampoco se por qué no pude dejar de quererte.

No, no tenía que hacerlo, no tenía que amarte.

No, ya amabas a alguien, y ya tenías quien te amaba.

No se por qué mi mente lunatica no reaccionó en aquel momento que me encontraba sola a la orilla de la ruta. Sola y abandonada. Sola y no amada.

No se por qué dejaste que te ame así.
Soy totalmente vulnerable a vos, y lo sabías. Soy sumisa de tu cariño y mataría todas las estrellas, sólo para que te quedes un minuto más conmigo.

Pero no, no y no. Te amo y estas lejos.
Te amo y lo más loco que puedo hacer es imaginarte a mi lado, aquí, ahora, en mi cama, o en la tuya. Dándome tu mano. Abrazandome, y que el resto del mundo sea un manto de pétalos blancos.

No se por qué no evite todo este caos. Este caos en mi cabeza, retorcida cabeza que un día imaginó que dejarías todo, sólo si yo decía que te amaba.

Y lo hice ¿te acordas? Lo hice y me miraste, me diste la mano y sonreiste de esa manera que me gustaba tanto.

Lo hice pensando que vendrías conmigo. Que curarias mi piel lastimada y nos iríamos por nuestro sendero ya listo.

Pero los días se hicieron noches perpetuamente. Y las noches se hicieron demonios que danzaban en mi oscuridad.

Porque soltaste mi mano sin que yo lo sintiera, y fuiste por el sendero de al lado. Por ese que habías construido con otra persona hace años. Por ese, por ese sendero va el cuerpo que amo pero nunca tendré, por ese sendero va mi luz.

Yo ya estoy apagada.