Un simple olvido.

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Y perdí la cuenta de cuántas cosas te escribí sin que lo supieras..

Olvidé todas aquellas perlas en mi almohada y aquel débil sonido del viento entrando por tu ventana.
Quizá así también quise olvidar el hecho de que eras la piedra más preciosa y el sabor más prohibido de todos.

Olvidé por completo el hecho de que ya amabas, y tu cuerpo y aroma pertenecían a ella por completo.

Pero olvidé porque quisiste que olvide.

Me hiciste olvidarlo cuando me quemaste con sólo respirar sobre mi cuello.

Quisiste que olvide, al mirarme y sonreír, sabiendo el efecto que tiene eso en mi.

Hiciste que olvide cuando fuimos al paraíso de las miradas, y jugamos a quien duraba más sin tomar la mano de la otra y sentirse como en casa, y yo casi siempre perdía.

Y seguramente vos también lo olvidaste...

Al decirme que nunca me ibas a olvidar.

O al cortar diez flores blancas y ponerlas alrededor de una foto mía que tenías guardada en algún cajón.
Lo olvidaste al escribir "te amo" con chocolate en mi taza, y al no querer soltarme en algún abrazo.

Supe que lo olvidaste cuando me lastimaron y lloraste. Y también cuando apoyé mi cabeza en tu pecho y sentí tu corazón a punto de salir.

Es que, lo olvidamos.
Olvidamos que vivimos en un mundo de envidia y odio, quisimos creer que éramos dos en todo el infinito.

Olvidamos quienes éramos, y olvidamos por un momento el destino y sus recordatorios de que el tiempo pasa y nuestro corto camino se volverá a separar, sin solución alguna.

Olvidamos que no teníamos que amarnos.

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