13. Mi chuche salada favorita

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Alessa le da un billete, al hombre se le ilumina la cara y abre los ojos de par en par.

-Confió en que no nos molestaran.- Digo para sorpresa de Alessa.

El hombre niega con la cabeza y se va. Alessa me mira, curiosa.

-¿Qué piensas hacerme?

Yo camino hasta el baño, hay una ducha y una bañera. Bien.

-Ya lo veras. ¿Nos damos una ducha?

Alessa me besa cuando estamos desnudas bajo la ducha, y aunque me tienta demasiado no dejo que vaya a más.

-Algo me dice que te estás vengando de mí por lo del ascensor.- Dice tratando de besarme mientras yo sonrió.

-Tus instintos siempre tienen razón...- Le muerdo el labio inferior.- Pero también me estoy reservando para la noche.

Alessa tiene un escalofrió. En sus ojos brilla la curiosidad.

-No puedo esperar...


Fuera del hotel

-¿Dónde está Okinawa exactamente?

-Es una pequeña isla de Japón.

-¿Estamos en Japón? ¡Siempre he querido estar en Japón! Que guay...

Alessa ríe por mis desmesuradas reacciones, pero sé que en realidad le encantan. Nos hemos puesto los bikinis que acabamos de comprar y vamos de la mano. La gente nos mira, al principio siento que estoy haciendo algo incorrecto porque me miran demasiado, pero al final me doy cuenta de que solamente estoy disfrutando una genial luna de miel con Alessa Schneider.

Al pensarlo me doy cuenta de que es verdad. ¡Esto está pasando de verdad! Le agarro del brazo, rodeándolo con las dos manos.

-En serio, me gusta que me agarres así pero tienta mucho a mi autocontrol...- Dice mirándome los pechos.- Y encima en bikini...- Respira hondo.- Tu puedes, tu puedes...

Intento no reír pero me es imposible. Soy un poco cruel y me divierto apretando los pechos contra su brazo y viendo como pierde la concentración. Siempre he pensado que son demasiado pequeños, y no sé cómo, pero Alessa siempre consigue que me sienta bien conmigo misma.

Corremos por la orilla y nos lanzamos agua, compramos patatas fritas y helado. Visitamos los puestos del paseo de la playa con un granizado en la mano y Alessa me prueba miles de colgantes y enganches para el pelo. Yo escojo varios para ella y cuando nos damos cuenta la gente nos está mirando y riendo con nosotras, incluso la señora de la tienda. ¡Qué vergüenza!

En una pizzería cercana creamos una guerra de comida donde el dependiente nos persigue por el establecimiento e incluso unas manzanas más abajo.

Cuando recuperamos el aliento nos dirigimos a la playa de nuevo. Allí Alessa hace la croqueta en la arena, es decir, rueda por la arena y yo aprovecho para hacerle cosquillas. Ríe ruidosamente y se mueve sin control. Llamamos la atención en todos los sitios.... Cuando se está haciendo de noche vamos a cambiarnos, incluso nos maquillamos, y volvemos a la misma pizzería.

El dependiente nos reconoce, pero nosotras decimos que "No sabemos de qué habla" y fingimos ser otras personas. El dependiente duda y decide no dar un espectáculo. Cuando acabamos de cenar... Volvemos a liarla, pero esta vez con las bebidas. Mientras corremos Alessa se quita los tacones y me sube a su hombro, corre hasta la playa.


Al final, entre besos conseguimos salir del ascensor y entrar a la habitación. Alessa pone el cartel de "no molestar" mientras yo me deshago de lo innecesario (Ajam, la ropa, ajam) Cuando se gira su sola mirada me deja sin alieno. Dios mío.... Es una diosa. Y es solo mía. Ella, descalza, se acerca a mí y se quita la camiseta de tirantes por el camino. Mi espalda toca el frío cristal. Sus pantalones cortos caen y ella pone las dos manos en el cristal, a ambos lados de mi cabeza.

-Ya no podía aguantar más...

Me muerdo el labio y ataco su boca, ella me corresponde con fervor y me levanta por los muslos de manera que ahora estoy sobre su cabeza. Muevo un poco la cadera y noto como ella se estremece, gime un poco. Ella tiene las manos ocupadas porque esta sujetándome, pero yo las tengo libres... Una idea viene a mi mente. Una muy buena idea.

Dejo de besarla y voy bajando por su cuello dando pequeñas mordidas, ella me acaricia la parte interna de los muslos. Noto como un calor se va formando en esa zona. Le muerdo la clavícula y deslizo una mano dentro de su sujetador. Ella se tensa al instante y noto como aguanta la respiración. Le acaricio el pecho y subo mi boca hasta la suya. Pero no sin antes mirarla a los ojos.

Esta completamente tensa y con un leve sonrojo, sus ojos me piden más. Junto mi boca con la suya, y justo en ese momento noto como me suelta y caigo sobre la cama. Ella cae sobre mí, pero sin tocarme. Lo cual no soporto y llevo mis manos hasta su pelo para atraerla.

Siento como mi cuerpo comienza a calentarse bajo la intensidad de su mirada. Le rodeo el cuello y ella desliza la parte inferior de su muslo entre mis piernas. Siento el movimiento a través de la fina tela de mis bragas. Un escalofrió me baja por la columna, ella me muerde y tira un poco de mi labio mientras yo gimo por el movimiento.

Su muslo sube y baja, cada vez presto menos atención a lo que me rodea, los ruidos del pasillo, la gente hablando... Ni siquiera les prestó atención. Me concentro en la sensación entre mis piernas. Oigo como Alessa gime cuando me mira a los ojos. Rodeo su muslo con las dos piernas y ella mantiene mis dos muñecas a ambos lados de mi cara. Presiona. Puedo sentir su fuerza y oh dios... Es tan fuerte....

Alessa se divierte en mi cuello a medida que mis gemidos aumentan. Muevo la cadera contra su muslo y le aprieto más fuerte. Ella me muerde la clavícula al mismo tiempo que incrementa el ritmo. Su lengua se desliza hasta mis pechos, donde juega y muerde, haciendo que me retuerza. De repente no puedo más, la ansia de ella es demasiado y el placer sube muy rápido.

En el segundo siguiente gimo tan alto diciendo su nombre que casi grito. Alessa me suelta y se mueve. Yo cojo aire y disfruto de la sensación. Pero el deseo de ella es más fuerte. Necesito...

-Mas...- Digo completamente entregada a ella. Cuando abro los ojos ella no está en la cama, pero la oigo venir. Disfruto de las vistas de Alessa completamente desnuda y con el pelo alborotado... Podría pasarme la vida mirándola.

-Espero que...- Empieza.

-Más...- Le suplico. Ella coge aire, puedo ver como su autocontrol se cae pedazo a pedazo a medida que me observa. Deja una copa con hielos en la mesita y yo rápidamente me tumbo. Alessa sonríe y se pone sobre mí. Me besa, besa mi mandíbula, mi cuello y baja hasta mis pechos donde pasa una mano hasta el broche y lo suelta.

Desliza el sujetador por mi cuerpo y lo lanza lejos. Su boca baja por mi estomago y se detiene de nuevo en mis bragas, donde muerde y da un pequeño tirón hacia arriba. Estoy muy sensible y ese simple tirón ya me hace gemir. Ella suelta las bragas pero no me las quita.

Pasa la lengua y hace movimientos circulares. Gimo con fuerza, y a ella le encanta. Le acaricio la cabeza y mantengo mi mano enredada en su pelo, con la otra agarro con fuerza las sabanas. Entonces arranca la tela, me atrae hacia ella y ataca mi clítoris. Introduce dos dedos, noto como resbalan. Están fríos por los hielos. La sensación es increíble. Sus dedos entran y salen, me vuelven loca de placer y no dejo de gemir por todo.

-¿Y-y...ah...Ah... L-los hiel...aaah...hielos p-para que s-son...? Aaaah.- Gimo cuando noto el hielo entrar. Sus dedos lo empujan hasta adentro, muy profundo.

-¿Qué tal?- Me susurra en el cuello.

-¡Ah! ¡Aaaah! ¡Ah! Mas... ¡Ah! ¡Mas!- Gimo notando como cada vez lo mete más profundo. Alessa aumenta las embestidas hasta que ya no aguanto más y el orgasmo me hace gritar.

Cuando la miro, a ella también le falta el aire. Saca el hielo y... ¡¿Se lo mete a la boca?!

-¿Qué...? ¿Acabas de...?

-Hmmm.... Salado. Soy más de dulce pero no está nada mal. Eres mi chuche salada favorita.

¡Ámame Como Yo Te Amo! ¡3! - ¡Chica Mala Vs. Niña Buena!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora