Una sonrisa extraña curva sus labios. Me mira fijamente.
-¿Qué?
Levanta la mano y me muestra la llave.
-Mira el número de habitación.
-Es el... ¿69?- Alessa empieza a reír contenidamente pero aun así se le escapan varias carcajadas.- ¿En serio es el 69? No me lo puedo creer. Te habrán visto cara de pervertida.
-¿Pervertida? ¿Yo?
Un chico de pelo negro se acerca a nosotras y coge nuestras maletas. Tiene el pelo negro, es un negro muy oscuro pero al compararlo con el tono de Alessa... Bueno, ella lo tiene más oscuro. Me fijo en la tonalidad, jamás había visto un negro tan intenso... Agarro un mechón y noto su suavidad, realmente adoro su pelo.
-Esta horrible, lo sé.- Me dice.- Es indomable. Como tu.- Me dice al oído mientras seguimos al chico.
-En realidad estaba pensando que es genial. Y por cierto el alma indomable aquí eres tú.
-¿Indomable?- Levanta una ceja y me muestra su dedo anular.- Quizás soy indomable para los demás, pero créeme tu me tiene completamente bajo control.
Sonrió. Ella me agarra la cintura y me acerca a ella. Le dejo un pequeño beso en los labios y cuando decido volver a besarlos...
-Disculpen.- Dice una chica pelirroja que aparece de repente.
Mierda. Mierda, mierda, mierda. ¿En serio tiene que ser ahora? Solo déjanos cinco minutitos maaas...
-¿Les gustaría relajarse antes de cenar?- Le entrega un panfleto a Alessa y le echo un vistazo. ¿Pedicura? ¿Manicura? Lo he oído muchas veces pero nunca he ido a hacerlo.
-Me parece que si.- Dice Alessa observando mi reacción. La chica nos lleva por el hall hasta el Spa del hotel. Allí nos pasa directamente a una sala y nos piden que nos cambiemos. Alessa se cambia a la velocidad del rayo y se pone junto a mí.
-Puedes salir a avisarle a la chica si quieres...
-Nop. Prefiero quedarme justo aquí.- Saca su sonrisa de demonio.
-No mientas.- Ella frunce el ceño.- Es imposible que te siga pareciendo hermosa, me has visto desnuda muchas veces.
-Oh, pequeña. No importa las veces que te vea desnuda me tienes hechizada igualmente.
-Mentirosa...
Alessa levanta ambas cejas y niega con la cabeza. Se pone frente a mí, aun no me he atado la bata así que estoy en ropa interior. Agarra mi mano y la coloca sobre su pecho. Su corazón bombea fuerte y rápido.
-Solamente estas en ropa interior.- Dice mirándome a los ojos.- Imagínate como estoy cuando no llevas nada puesto.
Me acerco a ella, sin romper el contacto visual. A medida que mis labios rozan los suyos su corazón empieza a enloquecer y noto como aguanta la respiración. La abrazo, dejando mi oído en su pecho para seguir escuchando como bombea. Ella me abraza también y deja un par de besos en mi cabeza.
-Tranquila.- Le digo.- No van a atacarte.- Digo casi riendo.
Alessa sigue mirando a las personas a nuestro alrededor fijamente y en tensión mientras ellos preparan los esmaltes y bueno... Lo que necesiten. Nunca he venido aquí así que no sé qué es lo que necesitan.
-Ey, cielo.- Le acaricio la mano y ella me mira.- Todo está bien.
Alessa traga y por el rabillo del ojo sigue observando los movimientos de los demás.
-Espera. Ya lo tengo.- Me levanto y me siento entre sus piernas, apoyo la espalda contra su pecho y agarro sus manos para que me rodee. Ella me aprieta.
-¿Mejor?- Ella asiente.
El chico que nos atiende parpadea un par de veces cuando ve mi asiento vacío, después se da cuenta del nerviosismo de Alessa y sonríe. Me ruborizo.
-Extended las manos a ambos lados, por favor.
Alessa se queja un poco cuando las separa de mi estomago. Apoyo la cabeza bajo su barbilla.
-¿Qué color queréis exactamente?- Miro a Alessa.
-Negro.- Decimos las dos al mismo tiempo.
-¿Las dos negro o...?
-Las dos.- Digo antes que Alessa. Ella se extraña.
-Pequeña, ¿no prefieres otro color o no se... manicura francesa?
Niego con la cabeza.
-Quiero ir igual que tu.
Ella aprieta los labios y levanta las cejas. Me abraza haciendo caso omiso al chico.
-Que monaa.
El chico suspira.
-Bueno, supongo que empezaremos contigo.- Dice mirándome.
Cuando llega el turno de Alessa decido ser un poco mala. Mientras el chico está concentrado en sus uñas y Alessa lo observa yo le acaricio los muslos suavemente y superficialmente. Al principio no se da cuenta, pero a medida que voy subiendo ella va presionando sus muslos contra las paredes de la silla.
-Si sigues así te tumbare sobre la mesa de esmaltes y me dará igual quien este mirando.
-No te atreverías...
-Pequeña, ¿quieres ponerme a prueba?
Sus ojos me dicen que si es capaz, mi mente vergonzosa no quiere que eso ocurra pero otra parte de mi se muere por desafiarla. Me muerdo el labio inconscientemente mientras valoro.
-Eso del labio es aun más tentador.- Me dice mirándome fijamente los labios. Echo un rápido vistazo al chico, que sigue completamente concentrado en las uñas de Alessa, ajeno a nuestro juego. Yo me paso la lengua por el labio inferior y veo como sus ojos arden en deseo.
-¿Quieres probar?- Le susurro.
-Moriré si no me dejas.
-Puedo llegar a ser muy mala...
-No intentes quitarme mi puesto, niña buena. O te castigare.
Sube su pierna rápidamente y el pequeño movimiento hace que roce mi entrepierna. Controlo el gemido por los pelos.
-Pero he sido una niña buena.- Digo mordiéndome el labio queriendo.
-Aja...
-¡Bien! ¡Acabado!- El chico nos habla emocionado y nos saca de nuestro juego.- ¿A ver esas manos? ¡Estas preciosas!
-¿Tienes hambre?- Me susurra. Rápidamente presiono los muslos.- Me refiero a comida de comer, pequeña mal pensada.
Me sonrojo y asiento.
-Sí que tengo hambre.
De repente Alessa se emociona.
-¿Vas a ponerte esas medias nuevas que compraste?
-Am... Si. Si quieres.
Asiente enérgicamente. Recuerdo que ella insistió en que me las comprara en la tienda del hotel de Okinawa. Eran un poco caras pero Alessa parecía dispuesta a pagar cualquier precio por ellas.
-Quizás me pongo la falda gris y negra, esa que es un poco corta... Y la camisa con escote... Si, es un buen conjunto si le añado los tacones de aguja.
No puedo dejar de mirar la cara de Alessa mientras me imagina.
Esta cena va a ser muuuy interesante.
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¡Ámame Como Yo Te Amo! ¡3! - ¡Chica Mala Vs. Niña Buena!
RandomSara no es racional cuando está lejos de Alessa. Alessa es peligrosa si no está Sara. Sara no se imagina lo que está a punto de ocurrirle. ¡¡Alessa no piensa esperar ni un minuto más!!