23. Celos

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No sabía lo que era tener sexo fuerte hasta ahora... Estoy reventada, agotada, destrozada, muerta... Pero completa y totalmente satisfecha. No sabía lo que era tener un orgasmo tan grande que tenía miedo de no poder soportarlo, pero aun así quería más. Creo que no sabía lo que era vivir hasta que llego ella.

Apoyo la cabeza en su pecho. Hace tiempo que se ha dormido, pero adoro mirarla dormir. La tapo con la manta y ella automáticamente me abraza y junta mi cuerpo frio al suyo. A pesar de tener las manos frías, ella es cálida como la llama de una vela. Cálida y suave al principio, de apariencia inocente, pero cuando la llama desea mas, la suavidad queda en segundo plano y la calidez se convierte en ardor.

No quiero dejar de sentir este ardor nunca.


A la mañana siguiente

-Pequeña...-Me susurran al oído.

-...

-Cielo...- Me acaricia el pelo.

-...

Me besa el cuello.

-Mi amor...

-Hmmm...

Ella ríe en mi cuello. La pereza me impide levantarme así que le tiendo los dos brazos y hago sonidos extraños mientras intento no estallar en risas por su cara. Ella sonríe, dejándome deslumbrada por sus dientes blancos. Me levanta sin esfuerzo y me lleva por la casa mientras gira sobre sí misma. No puedo reprimir la risa. Me encanta verla así de feliz.

Me sienta en el baño, y ella se coloca detrás de mí. Puedo ver mi reflejo en el espejo.

-¿Qué haces?- Digo mirándola por el reflejo. No pierdo de vista si camisa blanca que te papa muy justamente. Miro abajo para comprobar que mi camiseta negra con una calavera blanca (de Alessa) me tapa también.

-Algo que llevo queriendo hacer desde hace un tiempo.

Veo como frunce los labios y se rasca el cuello un poco. Se lo que significa eso, está nerviosa. Entonces un pequeño rubor aparece en sus mejillas, se me corta la respiración. ¡¿COMO DE MONA PUEDE LLEGAR A SER?!

Empieza a cepillarme el pelo suavemente mientras tararea una canción. Cuando acaba coge una goma de pelo y la agarra con los dientes, rápidamente empieza a hacerme dos pequeñas trenzas que después se juntan por detrás. Durante todo el proceso ella está completamente concentrada. Que mona...

-¡Listo! - Dice apartándose para verme mejor. - Estas preciosa... Como siempre.- Me besa la cabeza.

Sonrió, ella sabe cómo hacerme sentir bien.

-Ahora te toca a ti.- Digo sentándola a ella. De repente me pongo nerviosa. ¡Yo no sé hacer trenzas! Bueno si, pero esas que se deshacen en unos minutos... Miro a Alessa, parece eufórica e impaciente. No puedo retractarme...

Bueno. Lo hare lo mejor que pueda.

Cuando acabo descubro que no se me da tan mal hacer trenzas, es más, me ha quedado genial. Alessa no para de sonreír. Sonrió de vuelta. En realidad estoy aliviada, tenía miedo de que me saliera horrible.


-T-Te dije que iban a mirarnos todos...- Le digo mientras salgo de mi precioso Tesla.- Después conduces tu.- Le digo dándole las llaves.

-Cielo, es tu coche.

-Pero me lo regalaste tú así que no cuenta...- Digo apresuradamente. Ella abre la boca para rebatirme.

-¡A-Alessa!-Oigo que alguien dice desde lejos. Una chica pequeñita y rubia se acerca a nosotras, coge aire cuando para delante de mí. Tiene las mejillas sonrojadas y el pelo revuelto.

-Aní si tienes asma, ¿por qué corres?- Le dice Alessa.

-Oh, p-perdón.- Dice mirándonos a Alessa y a mí. - Yo... ¿Es un mal momento?

-No, no te preocupes. - Le digo. Parece nerviosa y aunque es de apariencia débil e inocente, no puedo evitar sentirme en peligro, como si ella fuera a quitarme a Alessa.

Celos.

Malditos celos.

-S-solo quería decirte que ayer te envié mi parte del trabajo. Y no sé si está bien o le falta algo...

-No lo he mirado aun, mañana te diré si falta algo.-Le dice Alessa.

-V-vale.-Se sonroja cuando Alessa le sonríe. Le mira los labios. -Nos vemos en clase entonces. - Dice antes de irse corriendo.

-Esa chica no sabe más que auto-torturarse.

-¿Estáis haciendo un trabajo juntas?- Le pregunto directamente. Alessa asiente.

-Y eso que acabamos de empezar el curso.

-Sabes... Es muy guapa, con el pelo rubio y eso... A demás parece muy inocent...- Dejo la frase ahí cuando noto como Alessa me gira y me sube a su hombro como a un saco de patatas.

-Ya sé lo que estas pensando. Y no, no, no, no. Y no.- Abre la puerta del gimnasio.- Lo he estado pensando y ya sé qué hacer cuando tengas celos.- Me da un par de palmadas en el trasero. Yo me sonrojo horriblemente, ¡menos mal que no hay nadie aquí dentro!

-¿El qué...?- Digo temerosa de la respuesta.

En ese momento suena el timbre que indica el comienzo de las clases. Este curso nadie tiene deporte a la mañana. Ella abre la puerta de los materiales y me deja caer sobre cientos de bolsas de pelotas.

-Ahora...- Dice abriéndose la blusa.- Voy a demostrarte mi amor.


Casi a última hora, vemos una película sobre... Algo. En realidad no se dé que iba porque nada más comenzar la película Alessa me ha colocado en su regazo y no hace más que acariciarme los muslos suavemente. A lo que yo respondo moviéndome un poco contra ella.

Después ha puesto ambas manos en mi estomago, y yo la he besado. Poco, suavemente, a penas rozándola. Cuando nos hemos dado cuenta, dos horas habían pasado en lo que parecían diez minutos. Bueno... Al menos nadie se ha dado cuenta de nosotras, todos estaban mirando la pantalla.

Solo queda una hora para acabar las clases, y quiero que se acabe de una vez. Tenemos clase de biología, estamos dando el sistema endocrino. Mientras el profesor le explica lo mismo una y otra vez a una chica que no entiende, recuerdo que no sé cuando Alessa ha tenido la regla por última vez. Lo escribo en un pedazo de cuaderno y se lo paso a ella.

Alessa frunce el ceño cuando lee la pregunta. Ella coge otro pedazo de su cuaderno y escribe.

"La última vez a sido hace muy poco." Leo en el papel. Guau, tiene una letra de esas que parecen antiguas y que solamente aparecen en las películas.

"¡¡Pero si no me he dado cuenta!!" Le escribo. Mi letra en comparación con la suya es horrible.

"Eso es que estoy bien entrenada. Sería un problema si en medio algún problema mis emociones se alteraran." Acaricia mi mano y me deja un beso en ella.

"Ya sabes que conmigo puedes relajarte..." Cuando me mira le hago un puchero.

Se acerca lo suficiente para darme un beso, yo la acerco y le doy otro.

- Lo sé.- Me dice sonriendo, sus ojos brillan. Cuando el profesor carraspea me sobresalto. Nos mira un par de segundos y después sigue a lo suyo.

- No me gusta este profesor.- Decimos las dos al mismo tiempo. Sonreímos con complicidad y yo me acerco rápido a ella para darle un piquito.

- Señoritas Sneider, de verdad estoy feliz por su reciente matrimonio pero me temo que si no dejan sus muestras de cariño para otro momento me veré obligado a cambiarlas de sitio.

¡Ámame Como Yo Te Amo! ¡3! - ¡Chica Mala Vs. Niña Buena!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora