9. Viviendo como muerto

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—Después de eso mis días fueron un tormento inexplicable, ni siquiera dormía, solo deambulaba por todos lados y por ninguno al mismo tiempo —silencio aterrador en el cielo, su voz era el único sonido en ese lugar y ahora que se detuvo, no hay más.

Sirio siente que ya le ha hecho pasar por muchos recuerdos dolorosos a Billie, su rostro refleja dolor evidente, algo que nunca había visto, el mismo Sirio reprime algunas lágrimas chismosas, pero al ver imposible el poder retenerlas, se aleja en silencio. Billie ni siquiera se inmuta al volver a quedar solo, justo ahora su cabeza no puede pensar en ser amable o sociable.

El pelirrojo se arrepiente de haber comenzado con esta tediosa entrevista, debió suponer que no sería sencillo escuchar la historia de aquel ser, pero su curiosidad es aún más poderosa. Voltea a donde Billie con tristeza, sabe que no es correcto solo alejarse sin decir nada, pero no podía soportar escuchar más o forzar a Billie a seguir hablando con su presencia. Regresa a su labor de ángel guardián, llorando como si nunca lo hubiera hecho y la verdad es que, desde su estadía en el cielo, nunca lo había hecho. El cielo está diseñado para que los que lo habitan no tengan que pensar en cosas negativas, sentimientos mundanos, pero conocer la realidad de la vida y lo difícil que puede ser para algunas personas le ha hecho a Sirio darse cuenta que no todo es felicidad y Billie es la prueba concreta de ello.

A veces vivimos en nuestro propio mundo, ignorantes de lo que es el mundo en realidad, un modo perfecto para protegerse de ser lastimado por la crueldad del mundo. No siempre es bueno ignorar estos hechos, podríamos salir más lastimados si lo evitamos y terminaríamos viviendo como muertos, absurdamente innecesarios.

Billie, el Zombie ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora