Epílogo

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—Sirio, ¿Qué haces? Te he estado esperando en la estación de sorteo —habla Carlos agitado.

—Lo siento, me aseguraba de que los nenes estén a salvo, ser ángel de la guarda no solo implica cuidarlos de noche —ironiza mirando al monitor.

—Un minuto, esos no son niños, es Billie. ¿Sigues cuidándolo después de tanto tiempo? —se acerca al monitor.

—De acuerdo, me descubriste —acerca la imagen dejando ver al humano con claridad— me encanta ver lo feliz que es en la tierra.

—Sabes, aun no puedo creer que hayas sacrificado tu destino para que él pudiera ser feliz. Ningún ser de luz lo hubiera hecho, ni siquiera yo.

—Tienes razón, fue instinto supongo y no me arrepiento de haberlo hecho —melancolía le llega de pronto al recordar el día que Billie partió del cielo— Yo ya tuve una vida de humano, tuve hijos, una esposa maravillosa, y mascotas; Billie perdió todo siendo muy joven. Tuve demasiada suerte de que el todopoderoso aceptará el cambio.

—¿Suerte? Más bien a él le conviene tener a un ángel tan bondadoso en su poder. Al escuchar tu proposición dedujo que eres el hijo prometido y no lo pensó dos veces —palmea el hombro de su amigo sonriendo— anda, ayúdame con el trabajo que ya olvidé en qué categoría van los activistas.

—Tu memoria cada vez empeora más, debería de existir una sección para ángeles con Alzheimer —apaga el monitor y mira fijo a Carlos— Si él estuviera aquí se burlaría de tu mala memoria y de que ahora estés haciendo algo productivo con tu tiempo.

—Si estuviera aquí no sería tan feliz como lo es en la tierra —ambos sonríen por lo bajo y se alejan de la sección de vigilancia a paso lento.

*

En Texas, un chico de 25 años mira al cielo cuidadosamente; se pregunta por qué su vida está llena de alegría y por qué siempre que siente angustia o tristeza solo le basta con voltear al cielo y todo mal desaparece. Ciertamente el cielo le causa una curiosidad inmensa, pero sabe que algún día sus dudas serán resueltas en algún sueño, tal vez. Suele soñar con ángeles que le platican cómo es la vida en el cielo, el ángel pelirrojo y el castaño se han convertido en los protagonistas de sus sueños preferidos.

Es verdad, Billie ahora es humano. Sirio decidió ofrecer sus puntos de reencarnación y borrar su destino en la tierra con tal de que Billie no fuera al infierno. Un acto de amor verdadero, se podría decir. Gracias a eso, Billie ahora sabe lo que es tener una familia, sus padres no le llamaron del mismo modo, pero para el cielo y los seres que lo habitan él siempre será Billie, el zombie.

Billie, el Zombie ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora