Sentado en una roca con los ojos cerrados, un ángel castaño se encuentra relajado, meditando en realidad. Su tranquilidad no dura mucho ya que una voz insistente llama su nombre una y otra vez sin querer detenerse.
— ¡Carlos, Carlos! Debo presentarte a alguien —emocionado, Sirio grita mientras corre hacia su amigo— ¡Carlos, Carlos!
Lentamente, Carlos abre los ojos, sus pupilas se dilatan por la repentina entrada de luz y suspira al sentirse tranquilo a pesar de la interrupción de su amigo pelirrojo. Mira frente a él, Sirio ya está a tan solo metros cerca de él y a su lado se encuentra una figura un tanto deforme, postura imperfecta, mirada perdida, y un aura muy particular.
Para su suerte y curiosidad, no recuerda haber visto algo parecido, las películas humanas tienen un prototipo de "zombie" pero este no es el caso, hay algo que no cuadra por completo en el sujeto frente a él.
Sea lo que sea, vale la pena averiguar.
—Hola Sirio, ¿qué te trae por aquí? —pregunta sonriente el castaño.
—Hola Carlos, necesito tu ayuda y por eso quiero presentarte a Billie, él es un zombie como podrás ver —señala animoso al mencionado, quien se encuentra un tanto incómodo— veras, él no puede participar en las actividades angelicales por obvias razones, pero nada le prohíbe socializar ¿cierto? —mira al castaño con cierta complicidad.
—Hola Billie, mucho gusto, como habrás escuchado me llamo Carlos —le estira la mano amistoso— mi querido amigo Sirio, aquí presente, tiene razón, nada te prohíbe socializar y has comenzado por la persona adecuada.
—No entiendo a que se refieren, pero no crean que soy bobo, puedo ver las miraditas que se lanzan —comenta irónico el zombie sin estrechar la mano de regreso— Sirio, explícame que ocurre ahora mismo.
—De acuerdo, no quería decir nada hasta estar seguro, pero ya que insistes —mira de reojo a Carlos quien sonríe de lado— creo que hay una manera de sacarte de aquí.
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Billie, el Zombie ©
FantasyNo todas las historias de zombies tienen que ser terroríficas... Billie es un zombie que terminó en el cielo tras ser rechazado en el infierno, por falta de méritos. A pesar de ser el tipo de abominación que es, en el cielo le permiten conservar...