Capítulo XXV

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No hubo ningún impedimento por parte de los invitados.

- Candice White y Terrence Greum, aquí, en la presencia de Dios, yo les requiero y encargo que si uno de ustedes conoce alguna razón por la cual no pueden unirse en matrimonio lícitamente, y de acuerdo con la Palabra de Dios, lo confiese ahora – pidiera el pastor a Candy y Terry.

Ninguno de los dos emitió respuesta alguna y el pastor prosiguió:

- Candice White, ¿quieres tomar a este hombre como tu esposo, para vivir juntos en el pacto del matrimonio; para amarle, confortarle, honrarle y cuidarle, tanto en tiempo de enfermedad como de salud; y, renunciando a todos los demás, quieres serle fiel mientras los dos vivan? – preguntó.

- Sí quiero – dijo Candy con una sonrisa en el rostro.

- Terrence Greum, ¿quieres tomar a esta mujer como tu esposa, para vivir juntos en el pacto del matrimonio; para amarla, conformarla, honrarla y cuidarla, tanto en tiempo de enfermedad como de salud; y, renunciando a todas las demás, quieres serle fiel mientras los dos vivan? – re direccionó la pregunta.

- Sí quiero – dijo Terry.

- Oremos. Dios bondadoso y eterno, tú nos has creado hombre y mujer a tu propia imagen: Mira con misericordia a este hombre y a esta mujer que vienen a ti pidiendo tu bendición; ayúdales con tu gracia, para que con fidelidad verdadera y amor constante honren y guarden las promesas y votos que hacen; por Jesucristo nuestro Salvador, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un sólo Dios, por los siglos de los siglos – alzó una plegaria.

- Amén – respondieron Candy y Terry.

El pastor puso los anillos de matrimonio sobre su escritura y los bendijo delante de los novios. Mientras Terry se colocó enfrente de Candy, tomándole la mano derecha.

- Bendice, oh Señor, este anillo, para que sea signo de los votos por los cuales este hombre y esta mujer se han unido el uno al otro; por Jesucristo nuestro Señor. Amén – dice el pastor mientras los bendice.

- En el Nombre de Dios, yo, Terrence Greum, te recibo a ti, Candice White, para ser mi esposa, desde hoy en adelante, para tenerte y conservarte, en las alegrías y en las penas, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe. Este es mi voto solemne – expresó Terry en el momento de hacer sus votos matrimoniales.

En seguida fue el turno de Candy para decir sus votos:

- En el Nombre de Dios, yo, Candice White, te recibo a ti, Terrence Greum, para ser mi esposo, desde hoy en adelante, para tenerte y conservarte, en las alegrías y en las penas, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe. Este es mi voto solemne – repite ella a punto de llorar de felicidad.

Terry colocó el anillo en el anular de Candy.

- Candice White te doy este anillo como símbolo de mis votos, y con todo lo que soy, y con todo lo que tengo, yo te honro, en el Nombre del Padre, del Hijo y en el Nombre de Dios.

Enseguida Candy colocó el anillo en el dedo anular de Terry.

- Terrence Greum te doy este anillo como símbolo de mis votos, y con todo lo que soy, y con todo lo que tengo, yo te honro, en el Nombre del Padre, y del Hijo y en el Nombre de Dios – dijo una Candy completamente emocionada, por fin, estaba uniendo su vida al hombre que tanto amaba.

El pastor juntó las manos de los contrayentes y dice.

- Puesto que Candice White y Terrence Greum se han dado el uno al otro por medio de votos solemnes, con la unión de las manos y con la entrega y recepción de anillos, yo los declaro esposo y esposa, en el Nombre del Padre, del Hijo y en el Nombre de Dios. A quienes Dios ha unido, nadie los separe – dijo él.

Memorias de un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora