Capítulo XXVIII

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Al otro día, Dorothy los despertó temprano, se levantaron, se asearon y dispusieron su desayuno; después el carruaje los dejó en la entrada del colegio, se despidieron con un pequeño beso y se fueron a sus respectivas clases.

Cuando fueron al desayuno Candy platicaba amenamente con Patty y casi nada con Annie, en el caso de Terry repentinamente había surgido una amistad con Stear ya que de Archie apenas y recibía su saludo.

Eran el centro de atención del colegio, los cuchicheos eran más escandalosos y después de clases, cuando estaban por marcharse el tumulto de personas en los jardines era indescriptible; si los jardines hablaran dirían que nunca se habían congregado tantas personas en ellos. Candy salió de clases cargando sus libros cuando Terry salió por detrás de ella y la tomó de la cintura, después le dio un beso en la sien; al salir del colegio, el carruaje de los Andley se encontraba en la entrada, la señora Elroy los había invitado a la mansión para la hora del té; mientras ellas platicaban de cómo le iba a Candy con las clases y reían divertidas, Albert y Terry se encontraban leyendo, puesto que él no había podido hablar con Albert del asunto de Candy estando ella presente .

Cuando llegaron a la mansión George le ayudó a bajar a la señora Elroy y Dorothy a Candy, la señora Elroy mando a Candy y a Dorothy por unas cosas a la habitación que ella había ocupado en su estadía en Londres, mientras Terry, la tía abuela y Albert conversaban.

- Albert, ayer Candy tuvo recuerdos, pero no me cuenta mucho acerca de lo que ha recordado. Me dijo algunos pero no son todos, lo sé, algo me lo dice. Me dijo que recordó que los Leagan eran malos con ella y que no tenían por qué ofenderla tanto si solamente ella quería una cosa: una familia – Terry les contaba a grandes rasgos lo sucedido la noche anterior.

- Candy comienza a recordar cosas y todas tal cual sucedieron pero con un especial rencor, debemos consultar con el Doctor Robson, algo está sucediendo – comentaba Albert quien se notaba preocupado.

- Sí Albert, es necesario consultarlo con él para saber si esto es normal –apoyó Terry la propuesta hecha por Albert y continuó – Candy también me dijo que hay algo en lo que nos parecíamos, y es que ambos carecemos de algo: ella quería una familia porque quería amor y yo tuve una familia pero no supo darme amor. Esto se está complicando mucho, me entristeció saber que su propia familia no la amaba como ella quería – dijo Terry mirándolos.

- Sí, eso es algo que lamento mucho Terry, por eso no le exijo más, se lo prometí a William y lo estoy cumpliendo, alejaré a los Leagan inmediatamente, no quiero que me recuerde como el verdugo en su felicidad – comentó la tía Elroy.

- Entiendo señora Elroy, también hay algo que me llamó mucho la atención; algo pasó con Annie, lamentablemente no puedo darles mucha información, como ya les he dicho, ella no dice nada, pero siente que Annie fue cobarde al no enfrentarse a su madre cuando la obligó a romper toda relación con Candy, ni cuando ella misma fue testigo de los acosos de los Leagan y no dijo nada, piensa que no debió sufrir nunca ese tipo de maltrato porque ella era una niña, ¡una niña pequeña!, ¿me entiendes Albert? – preguntó Terry con tono alterado debido a su poca capacidad para poder ayudar a Candy.

- Terry, sé que te preocupa la situación – le hizo saber Albert tratando de tranquilizarlo- pero debemos de esperar, ella recuperará todos sus recuerdos cuando esté lista. No podemos apresurar las cosas, si lo hacemos tal vez sea perjudicial para ella.

- Lo entiendo Albert, pero acaso ustedes ¿no la han notado un poco extraña?

- ¿Extraña?, Terry no te entiendo – respondió Albert.

Memorias de un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora