V E I N T I S I E TE

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V E I N T I S I E T E

Siento cierta adrenalina recorrer por completo mi cuerpo... Además de nervios, representados como mariposas asesinas alojadas en mi estómago hambriento. Sinceramente el juego de esta tarde me provoca nervios, por un lado, ya que James Wilson estará presente y porque me verá vestida así... Por otro lado... Nah, en realidad no hay otro lado. James Wilson es quien causa revuelo en mi sistema nervioso.

—Con que aquí estás.

Una sonrisa coqueta por parte de mi rubia amiga es todo lo que obtengo. Ella dice sentir orgullo por mí, debido a que he entrado al club de porristas.

—¿Dónde más podría estar? —Enarco una ceja soltando cierta ironía que hace causarle gracia a Rachel—. Estoy nerviosa —confieso encogiéndome de hombros.

—Lo sé, linda... Lo sé.

Acaricia mi espalda en modo de consuelo y para tranquilizarme.

—Pero piensa en esto: Elliot asistirá también.

Blanqueo los ojos, sorprendida por sus palabras.

—¿Él también? Ay no... Ahora me siento aún más nerviosa. James también estará presente.

—Espera, ¿qué? —Interpone una de sus manos frente a mi cara, diciendo que pare de hablar. Ah... Cierto, aún no sabe lo de ayer.

Al contarle acerca de lo que James me susurró en el oído, ella no duda ni un segundo en gritar de la emoción.

—Pero... ¿él te gusta?

Plasmo una mueca pensativa en mi rostro.

—Creo que no.

Bien, bien. Ya sé, ni yo me entiendo. Pero es que no puedo borrar de mi mente ni de mi corazón al hermoso de Elliot Russel. ¡Eugh! Parezco cursi diciendo aquellas palabras. Menos mal que sólo las mantengo en candado dentro de mi consciencia.

«Síp, quien debe soportar tus ridiculeces»

Cállate, y yo a ti.

Me encuentro detrás de las gradas una hora antes de que comience el partido de lacrosse, con el uniforme de porrista puesto

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Me encuentro detrás de las gradas una hora antes de que comience el partido de lacrosse, con el uniforme de porrista puesto. Para mi mala fortuna, la falda se siente súper diminuta; pudiéndome revelarse un poco de mis pompis en cuanto deba hacer alguna pirueta mientras anime junto a las demás chicas.

Detrás mío, siento la presencia de alguien. No es que tenga ojos en la nuca; más bien, puedo aspirar aquel aroma a menta que tanto adoro.

Elliot.

De manera veloz, me volteo hacia atrás encontrándomelo como lo sospechaba.

—Oh, Taylor... ¿Ahora eres porrista? —curiosea enarcando una ceja.

Ella es el chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora