Taylor Smith es sinónimo de problemas. Aunque muchas veces también se la asocia con un chico. Siempre tuvo un carácter fuerte, por lo que si te metes con ella debes tener cuidado. Sin embargo, todo cambia en cuanto asiste a aquella fiesta de cumplea...
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C U A R E N T A
Problemas es sinónimo de Taylor Smith. No conozco un día en el que se trate de uno normal. Mis mañanas comienzan con gritos y barullos, un par de peleas por quién irá primero al baño, dónde se sentará cada uno en el desayuno. Pero eso no es un problema verdadero, esa es mi vida y a lo que debo enfrentarme cada bendito día; ya es parte de mi rutina mañanera. Una costumbre de cada día. Pero cuando debes hacerle saber a tu mejor amiga que su exnovio estuvo involucrado técnicamente con su otro exnovio acerca de destrozar cada parte de su corazón en pedazos que ni siquiera sabes si volverán a unirse, sí es un verdadero problema. Rachel de seguro me odiará.
—¿Estás preparada?
Y no sólo tener aquel problema, sino que tu madre —quien volvió para acompañarte una vez más en tu vida— te convence y prepara para que finalmente una se declare ante su amor platónico, quien no parece estar sumamente interesado en ti; sino que no eres más que su mejor amiga.
Asiento en cuanto mi madre me lo pregunta. Pero de igual manera no sé la respuesta. ¿De verdad lo estoy?
—¡Apúrate, Taylor! ¡Tienes un partido al que animar!
Oh y casi lo olvido. Otro problema más se suma a mi lista interminable de ellos. Es por eso por lo que tengo un hermano mayor que siempre me recuerda lo que debo realizar en el día. El último partido del año se realizará hoy mismo, en el cual Elliot y Jason participan en él. ¿Y quién es una de las porristas? Oh, claro. Un detalle no tan insignificante en el día problemático de hoy. Yo debo animar al equipo junto al resto de las arrogantes porristas.
Además, debo vestir un top pequeño (el cual delata mi diminuto ombligo) y una falda tan corta que con tan sólo un insignificante movimiento podría revelar mis pobres nalgas. ¿Cómo pueden obligarte a usar aquello mientras afuera hace un frío infernal? ¡Es una locura!
Cuando me marcho de casa, Jason me lleva al colegio en coche con Matt incluido. Observo la deshabitada ciudad. La gélida brisa viaja por cada cuerpo caliente, provocándonos el conocido frío. Los pequeños cristales reunidos en copos cubren la susodicha ciudad de un manto blanco.
Abro las puertas del gimnasio del instituto atropelladamente. El club de porristas quiere ensayar la animación antes de enseñarlo frente al público. Las porristas se encuentran en sus posiciones a punto de practicar los movimientos. Sonrío con nerviosismo en cuanto me adentro al gimnasio.
—Llegas tarde, Smith. Otra vez.
Frunzo el entrecejo tras dejar sobre una de las sillas de las gradas mi bolso. Aquella voz no podría presentarse nuevamente en este club. No, luego de haber sido expulsada a la fuerza.
