D I E C I O C H O
Una decisión era lo que anteriormente necesitaba. Pero eso es pasado, pues afortunadamente ya la he tomado. Y no voy a negar que no fue difícil hacerlo.
De pronto, mi celular comienza a vibrar. En la pantalla puede verse de manera alumbrada el nombre de Rachel intentando comunicarse conmigo. Aprieto el ícono verde para atenderla y llevo mi móvil hacia mi oreja para poder oír lo que tiene para decirme.
—Hola, Rachel —saludo, esperando de forma paciente a que conteste—. ¿El ratón te mordió la lengua o qué? —cuestiono, ya que no oigo ninguna palabra del otro lado de la línea.
—Oh, no. Perdona, mi hermano molestándome. Lo típico —se disculpa—. Bien, estamos en camino. ¿Tienes todo preparado? —cuestiona y sé que, aunque no pueda verla, alza una ceja.
—Seguro, estoy lista. Ya puedes, sin problema alguno, recogerme —le aviso con tono decidido. Al finalizar aquellas palabras, ambas colgamos.
Ahora estoy en el sofá de la sala de descanso de mi casa, cómodamente frente al televisor. Esperando y esperando es lo que hago, ni siquiera observo la televisión; ya que no la he encendido. En mi defensa, el control remoto se encuentra bastante alejado de mi cuerpo como para alzar una mano en modo reposo.
Para mi buena fortuna —para finalizar con lo que parecía un eterno aburrimiento—, la puerta es golpeada.
Para facilitar la movilidad, anteriormente he apartado en un pequeño rincón del piso inferior las valijas repletas únicamente por las prendas de vestir que seguramente iré a usar. En resumen, la ropa que empaqué, para mi amiga Rachel, de seguro le será poca. Pero para mí basta y sobra.
—¡Ya voy! —grito para que la persona que sea que se encuentra detrás de la puerta, me sea paciente.
Tomo las valijas y las arrastro, de manera bruta, hacia la puerta; deteniéndolas en el umbral. Coloco la llave dentro de la cerradura y la giro para abrir la puerta.
—Hola —saluda aquella persona; quitándome de mis pequeños y largos dedos, las insostenibles y pesadas valijas.
Con mi otra mano, llevo un mechón castaño y rebelde detrás de mi oreja, sonriéndole de manera agradecida. Esto se está poniendo demasiado incómodo. Tras cerrar cautelosamente la puerta con llave, giro mi cuerpo hacia el suyo y, luego, me adentro al automóvil oscuro que se encuentra aparcado perfectamente en la vereda.
El auto únicamente tiene espacio en la parte de los asientos de atrás, junto a Elliot. En la parte delantera, se encuentra conduciendo el hermano mayor de mi amiga y como copiloto, Rachel.
Luego, el resto de su familia posee otros autos; los cuales están ocupados. Nosotros somos los únicos que no salimos aún, los demás ya están en camino. El campamento tendrá lugar en las afueras de San Francisco, donde actualmente vivo; al igual que la familia de Rachel.
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Ella es el chico
Fiksi RemajaTaylor Smith es sinónimo de problemas. Aunque muchas veces también se la asocia con un chico. Siempre tuvo un carácter fuerte, por lo que si te metes con ella debes tener cuidado. Sin embargo, todo cambia en cuanto asiste a aquella fiesta de cumplea...