No quiero tu ayuda | Assassin's creed [SIN TERMINAR]

Capítulo 18: Atrapada

Tres días después...

Miriam
—No tardaré demasiado en volver —dijo Connor.

—Vale.

—No quiero que te muevas de aquí.

Le miré sorprendida.

—Pero necesito ver a Keira. —me quejé.

—Puedes verla otro día.

—Me dijiste que cuando la herida estuviese bien podría salir sola.

—Pues hoy no.

—¡No eres mi padre!

Connor suspiró y se dio la vuelta mirándome fulminante.                          

—He dicho que no. 

Se dio la vuelta para abrir la puerta.

—Voy a ir a Wood's.

Se quedó quieto un momento, bufó y cerró la puerta de un portazo.

Subí a mi habitación y como de costumbre me coloqué el cinturón de cuchillos al rededor de mi cintura, puse mi daga en la bota y coloqué mi hoja oculta en mi antebrazo derecho.
No entiendo por qué no me dejaba ir sola, estaba recuperada, podía moverme perfectamente.

Ya había llegado a Boston.
Me di la vuelta por si acaso alguien me seguía pero nada, seguí caminando y decidí atajar por los tejados.

Subí fácilmente a uno y salté al de en frente, y así seguidamente sin parar a coger aire, hasta que llegó un momento en el que realmente lo necesitaba, salté al tejado de la derecha y me paré, justo para oír que alguien más saltaba, me di la vuelta y...

Connor
—¿Qué tal con Haytham chico?

—Como siempre... ¿Y Miriam?

—No la he visto en todo el día.

Dicho eso salí disparado y me puse a buscar por toda la hacienda en vano, había desobedecido mis órdenes y había salido sola.

Cogí mi caballo y me dirigí a Wood's.

Entré en la taberna y encontré a Keira en la barra, pero Miriam no estaba en ningún lado.

—Hola Connor, al parecer ya habéis vuelto de Nueva York.

La miré y me acerqué a la barra.

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Siento si te he asustado, lo sé porque Miriam estuvo hablando de ti.

Me gustaría preguntar lo que habló de mí pero ahora encontrarla era más importante.

—¿Ha venido Miriam hoy?

—¿Miriam? No, lo siento.

Di un golpe seco en la barra y salí de allí echando humo.
Me senté en un banco a pensar.
Me dijo que iba a venir a la taberna, ¿para qué me iba a mentir?
Volví a subir a mi caballo y me dirigí a la frontera.