Capítulo 24: Pensamientos

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Connor
Abrí los ojos y me tapé más con el edredón. Me di la vuelta en busca del cuerpo de Miriam para poder abrazarlo y noté que no estaba mi perfecta fuente de calor para dormir por las noches. Miré a la ventana y ahí estaba, de espaldas a mí.
Me levanté con sumo sigilo y fui caminando lentamente hasta ella, coloqué mis manos en sus caderas lo que hizo que diese un saltó y pegase un grito, gracias a Dios se tapó la boca antes de que se pudiese escuchar a un volumen considerable.

—Que manía con dar sustos. —sonrió.

Se volvió a dar la vuelta para seguir mirando por la ventana; enrolle mis brazos en su cintura y apoye mi barbilla en su hombro derecho.

—¿Por qué estás despierta a estas horas?

—No sé.

—¿En qué piensas?

—Nada importante.

—Cuéntamelo entonces.

Miriam balbuceó para finalmente decir:

—No es nada importante Connor, solo pensaba en... Pues eso, cosas sin importancia.

—Pues si fuesen "cosas sin importancia", como tú dices, me las dirías sin ningún problema, ¿no crees?

—Bueno, no son cosas sin importancia, sólo eran pensamientos estúpidos.

—A mi me interesa saber que piensas.

Se quedó callada y se apartó de mí para a continuación apoyarse de espaldas a la ventana y cruzarse de brazos.

—¿En qué pensabas?

—No te lo voy a decir.

Me acerqué a ella.

—¿Por qué?

—¡Por que no!

«Que poca paciencia tiene.»

Enrollé mis brazos en su cintura y ella esquivó mi mirada, ahora estaba intrigado y necesitaba saber en que había estado pensando.

—¿Por qué te has enfadado?

Me miró un segundo y volvió a mirar a la pared, suspiró y al fin me miró sin apartar la vista.

—Pensaba en Blake.

«Mentira»

Mientes.

—Connor, me puedes preguntar todo lo que quieras, te voy a responder pero a esto no.

—¿Pero por qué?

—Porque... Me da vergüenza.

«En que estaría pensando...»

Sonreí.

—No es sobre lo que tu piensas.

—¿En qué pienso? —sonreí más aún y Miriam se ruborizó, parecía tan tierna con esa carita de cachorro, daban ganas de abrazarla durante horas.

—Me lo puedo imaginar.

—¿El qué?

Me dio un pequeño puñetazo en el estómago y yo me reí. Ella fue andando hasta la cama y se sentó en esta.

—Ya tengo sueño de nuevo.

—No.

Me acerqué a ella y estuve un buen rato observándola, mi blusa le quedaba perfectamente. Cuando me la vuelvo a poner y huelo su perfecto aroma es una sensación maravillosa.

No quiero tu ayuda | Assassin's creed [SIN TERMINAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora