No quiero tu ayuda | Assassin's creed [SIN TERMINAR]

Capítulo 17: Celoso

Miriam

—Buenos días. —dijo Connor mientras se enfundada sus armas.

—Hola. —dije dándome la vuelta en la cama.

—Tenemos que ir a la taberna.

—Lo sé. —dije cerrando los ojos.

—Te espero fuera.

Y dicho esto desapareció de la habitación.
Solté un largo bufido acompañado de un quejido de niña pequeña para a continuación colocarme mis pantalones, mis botas y una blusa blanca.

Coloqué mis armas en su sitio y bajé las escaleras para encontrarme con Connor.

—Ya estoy. —dije rascándome los ojos.
Abrió la puerta de la posada y yo fui detrás suya agarrándole de la mano.

Fuimos caminando por las ajetreadas calles, en busca de la taberna Lancaster, varias señoras pararon de hacer sus cosas para mirarme con desagrado, no entendía el porqué y me daba igual, miré a Connor y volví la vista al frente y justo a tiempo para esquivar a una niña con coletas que correteaba riéndose. Sonreí y Connor me miró, cómo si estuviese pensando en algo.

—¿Qué pasa? —pregunté intrigada.

Negó con la cabeza y continuamos nuestro camino.

Después de unos treinta minutos caminando llegamos a la tan buscada taberna, bastante tranquila al parecer.

—Pregunta a la camarera. —dijo Connor abriendo la puerta.

Y eso hice, me acerqué a la pelirroja camarera y le pregunte por Peter Pierce, pero por desgracia respondió con un "no sé quién es, lo siento", suspiré y junto con Connor salimos de la taberna.

—¿Y ahora qué hacemos?

—Dar un paseo. —dije y comenzamos a andar.

Por fin era de noche y Connor y yo volvimos a la taberna a intentar buscar al tal Peter de nuevo.
Abrí la puerta de Lancaster y enseguida pude oler el hedor del tabaco y ver a varias chicas pululando por toda la taberna, supongo que trabajarían ahí. Varios hombres se giraron a mirarme y yo avancé hasta una mesa libre.
Me senté en la silla y Connor se sentó en la de enfrente.

—¿Qué crees que podríamos hacer? —dije apoyando los codos en la mesa.

—Preguntar al dueño.

—Ya... Pero, ¿quién es?

Connor miró al rededor y fijó su vista en la barra.

—También podríamos preguntar a la camarera de la barra de nuevo, esta vez es otra chica —dijo esperando una respuesta.

—De acuerdo.

Nos levantamos y fuimos hasta allí, cuando la camarera con un escote pronunciado se acercó sonriente a atendernos.

—¿Qué puedo ofrecerles?

—Información. —dijo Connor seriamente.

La chica le miró de arriba abajo, se bajo un poco más el escote y apoyo los codos en la barra.

—Dime.

—¿Conoces a un tal Peter Pierce? —pregunté seriamente.

Se quedó pensativa un momento.

—Suele venir muy a menudo, lo raro es que no este aquí, pero tranquilos, no tardará en venir.

Pensé en preguntarle su apariencia, pero empezaría a sospechar, y eso no es bueno.