Capítulo 2: Avanzando

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El médico me dijo que la herida se estaba curando más rápido y mejor de lo que pensaba, me permitió moverme lo justo, para ir al baño como mucho.

La semana se me había pasado demasiado despacio, no he podido informarme de si mi enemigo seguiría aquí en Boston todavía o cuánto tardaría en irse.

Necesitaba andar, quería andar, necesito ir al herrero, comprar armas y balas, y comprarme ropa nueva, la que me había dejado la ama de llaves no estaba mal, pero no quería depender de nadie y los vestidos no es que me gusten mucho.

Connor apareció en la habitación con el vaso de agua que le había pedido.

—Gracias.

Me ignoró, cogió la silla de la habitación y la puso enfrente de mi cama.

—¿Qué te trajo hasta aquí?

—Tardabas en preguntarlo.

—Una semana.

—Pues, no me trae nada en especial. Visitar a un viejo amigo.

—Claro, si no me lo quieres contar no pasa nada, no te he obligado.

—Es que, no estoy segura de si debería contártelo.

—Pues cuando lo estés dímelo, ahora te quiero presentar al dueño de esta hacienda.

—¿Tu no eres el dueño?

—No.

—¿Me has invitado a vivir prácticamente a un lugar que no es tuyo? —dije bastante alterada y un poco enfadada.

Connor me ayudó a levantarme y me sujeté a su brazo para andar.

Bajamos las escaleras y me dirigió a una sala que tenía una chimenea preciosa, un sofá y algunos sillones, en uno de ellos sentado un señor mayor, me miró y sonrió.

—Miriam ¿cierto?

—Sí.

Se levantó del sillón y se dirigió a mí.

—Encantado, soy Achilles.

Le di un apretón de manos.

—Yo pensaba que la hacienda era de Connor, si le molesto ahora mismo me voy.

—Sé de tu llegada desde el primer momento, Connor me mantuvo informado sobre tu herida y tú, no me presente porque lo que necesitabas era descansar, pero ahora que estás mejor...

—No quiero molestar.

—Tranquila, no molestas de verdad.

—En una semana me iré y le pagaré por darme de comer y un techo donde dormir.

—No hace falta —dijo sonriendo y negando con la cabeza.

—Si hace falta, cuando me vaya dejaré el dinero escondido en algún lugar.

Achilles se empezó a reír.

—Bueno, tengo cosas que hacer, ya nos veremos y tú Connor dale todo lo que necesite.

Dicho esto se fue de la sala y Connor me acompaño a sentarme en un sofá.

—¿Mañana te apetecerá ir al bosque?

—Si estas dispuesto a ayudarme a caminar por allí, sí. —sonreí.

De repente apareció la ama de llaves.

—Siento interrumpir, Miriam tienes la bañera lista.

—¿Qué? Yo no te he pedido...

—Lo sé, por prepararte el agua de la bañera no me va a ocurrir nada.

—Muchas gracias.

Asintió con la cabeza y se fue. Connor me ayudó a ir hasta el baño.

—En ese armario tienes una toalla limpia.

—Gracias.

Se fue del baño y cerré la puerta con cerrojo.

Difícilmente conseguí quitarme el vestido azul que me había prestado la ama de llaves hoy, y con mucha dificultad conseguí deshacerme de él, aunque sin poder evitarlo me hice daño, pero me tenía que quitar el vestido y no iba a pedir ayuda para eso a Connor o a... ¿Cómo se llamaba? Erika creo, bueno, pues lo que decía.

Me metí en la bañera y cerré los ojos, este era mi momento favorito del día, relajación, ningún tipo de ruido, solo yo y el agua tibia.

Al día siguiente...

Me bebí el vaso de leche y me vestí.

—Ya estoy.

Connor entró y yo me agarré en su brazo.



Nos adentramos en el precioso bosque, el me iba explicando cosas mientras yo no paraba de mirar hacia arriba, era increíble, de repente Connor se detuvo y me dijo que no hiciese ruido, saco su arco y entonces me di cuenta de que había un lobo.
Cuando iba a disparar le sujeté de la muñeca.

—No hace falta.

Me fulminó con la mirada y guardó el arco en su sitio.





Después de unas dos horas recorriendo el bosque me senté en un tronco que había tirado en el suelo.

—¿Puedo sentarme unos minutos? Me está empezando a molestar bastante la herida.

Suspiró y se sentó al lado mía.

—Oye, llevo una semana conviviendo contigo y no te conozco para nada. —dije como si nada mirando al suelo.

Me miró.

—Yo a ti tampoco.

«Tiene razón»

—Pues... Yo no soy americana, he venido hasta aquí por asuntos personales, concretamente recolectar información sobre una persona.

Por mucho que diga sobre la confianza, con Connor me era más fácil hablar y contar mi vida, y eso que no es muy amigable, era como si aunque no le conociese de nada, sentía ese vínculo de confianza... Extraño, lo sé. Aún así no le dije nada de mi pasado.

Entonces me fijé en el símbolo de su cinturón, me sonaba de haberlo visto antes en algún lado...

—¿Qué es ese símbolo? —dije señalando su cinturón.

—¿Quién te enseñó a defenderte? —dijo claramente esquivando mi pregunta sin siquiera disimular.

—Te he preguntado primero.

—Este símbolo no tiene nada de especial, no significa nada, ¿por qué lo preguntas?

—Me sonaba de haberlo visto hace tiempo, supongo que me habré confundido... —dije mirando hacia adelante. —Mi hermano me enseñó a defenderme, dijo que me serviría para un futuro, tenía razón.

—¿Tú hermano también está en América?

—Mm, no... Le asesinaron cuando yo tenía dieciocho años.

Connor parecía arrepentirse de lo que había preguntado.

—Lo siento. —murmuró.

—No te preocupes.


Nos pusimos en marcha hacia la hacienda, me dejó en mi cama y se marchó por que "tenía cosas que hacer", me tumbé en la cama y poco a poco se me fueron cerrando los ojos.

No quiero tu ayuda | Assassin's creed [SIN TERMINAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora