Capítulo 26: Conociendo nuevas personas.

415 26 7
                                    

Una semana después...

Me acerqué a Connor y este se subió al caballo que hace unos segundos estaba acariciando.

—¿Qué querías? —pregunté mientras le miraba.

Dio un golpecito a la parte de atrás del caballo y me extendió la mano para que subiera, y

—claramente— eso hice.

—¿A dónde vamos?

—Quiero que conozcas a unos amigos.

—¿Qué? ¿Qué amigos? ¿Viven en la Hacienda?

—Sí, son muy amables y simpáticos, te caerán bien.

—Si a ti te caen bien a mi seguramente también.

—Agárrate.

Abracé su cintura y el espoleó al caballo.


Bajamos del caballo y fuimos andando por el bosque.

—Estamos cerca. —dijo Connor.

—...¿Cómo me presentarás? Es decir, ¿como tu amiga, como tu mejor amiga, como tu amiga del alma, como tu compañera o como una desconocida que te acabas de encontrar?

Se rió y me miró.

—Te presentaré como lo que eres.

—¿Qué soy?

—Un estorbo.

Me puse a reír a carcajadas, ese comentario no me lo esperaba para nada.

Connor sonrió ladeadamente.

—Ya se que lo soy pero no tienen que saberlo. —dije susurrando.

El sonrió.

—Nunca serás un estorbo Miriam.

—No intentes negarlo.

—¿Te consideras un estorbo?

—Obviamente, pero comparado...

Arqueó las cejas y sonrió.

Me acerqué a él y rodee su cuello con mis brazos, luego le di un beso en la mejilla y él correspondió el abrazo, pero entonces me sujetó más fuerte.

—¿Q-Qué haces?

Noté su aliento caliente en mi cuello y pude deducir que estaba sonriendo, entonces empezó a dar vueltas y por poco salgo volando.

—¡Connor, para!

—¿Te mareas?

—¡Me voy a caer!

—Estás bien agarrada.

—¡Para!

—Pero di que no soy un estorbo.

—No lo eres.

Entonces fue disminuyendo la velocidad hasta que mis pies volvieron a tocar el suelo, Connor me tuvo que sujetar hasta poder volver a mantenerme en equilibrio.

—Si eres un estorbo.

Se acercó como un rayo y me colocó como un saco de patatas en el hombro.

—¿Quieres darte un baño en algún río?

—¡No no no!

Me reí.

—Bájame. —dijo suplicando y dando pataletas.

—No.

—¡Connor! —dije quejándome y moviéndome más aún.

De repente oí unas voces desconocidas llamando el nombre de Connor.
Connor me bajó enseguida y pude notar que estaba un poco ruborizado.

No quiero tu ayuda | Assassin's creed [SIN TERMINAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora