Una doble vida.

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She's a maniac.

Desesperada, siempre atareada, su rutina cada vez le salía mejor, fingir ser la perfecta ama de casa, sonríe, habla, hornea, pasa de largo, conversa, mantenerse siempre al tanto sin ser descubierta.

Y al llegar la noche su personalidad desbordaba, subía el muro, siempre fue buena para escapar, caminaba en la obscuridad de la noche, no le asustaba, no temía a las criaturas que rondaban en el bosque, le gustaba desafiarlos, vencerlos de forma sencilla, le servía de practica, su propio entrenamiento privado, la adrenalina le quemaba las venas era como sentir que volvía a nacer, que podía ganarle a cualquiera.

Esperaba entonces que la luna estuviera en lo más alto, el rugido del motor de la motocicleta ya le había puesto la piel erizada, lo esperaba con ansias, escuchaba sus pasos recorrer el camino y al mirarlo llegar, se lanzaba a sus brazos, ahí sobre el húmedo césped se entregaban uno al otro, la pasión no esperaba, sus bocas se buscaban de forma automática y sus lenguas cruzaban el umbral de su ser, eran uno, se pertenecían cada noche, amigos, hermanos, amantes, se encontraban y se perdían a la vez cada que el amanecer buscaba presentarse entonces recogían sus ropas, sonreían y volvían cada uno por el camino por el que habían llegado.

Carol trepaba el muro, se vestía de dama y volvía a su rutina, siempre con la sonrisa en los labios, aquella que le recordaba que muy pronto volvería a llegar la noche.

Caryl one shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora