El hogar de Carol.

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Había escuchado hablar de que cierto arquero se paseaba por las calles del reino hasta ese entonces no lo había visto y dudaba en querer hacerlo, la razón no quería seguir sintiendo lo que él le despertaba, había dejado Alexandria y a su familia por esa misma razón, el refugio que encontró en el reino comenzaba a darle la paz que ella buscaba en aquel momento, pero pensó en que si Daryl se encontraba ahí debía ser por ella, apenas unos días después de finalizar la batalla con los salvadores, no se suponía que debía estar con Rick y los otros, que hay de Negan encerrado en esa celda improvisada de Morgan, por qué no estaba Daryl custodiando aquel lugar, que podría ser mas importante que eso, cuidar de los suyos, de la familia que ella había abandonado.

Tomó el rifle y lo colgó a su hombro, abrió despacio la puerta de su habitación, Ezequiel se encontraba al otro lado de la puerta como si presintiera que ella iba a salir y la sorprendió con aquella ligera sonrisa que poco a poco lograba recuperar y que sin duda Carol había contribuido a crear de nuevo, Ezequiel le agradaba, le agradaba bastante era un buen amigo, un tipo con quien beber una copa de vino, un conversador nato que siempre terminaba por hacerla reflexionar acerca de su propia vida y haciéndola dudar de sus propias decisiones algo que a menudo no le gustaba pero tomaba en consideración.

Sin embargo, aquella noche ella buscaba a alguien más, necesitaba saber que había llevado a Daryl hasta ahí capaz de abandonarlo todo.

Torció la boca en cuanto vio al rey y siguió su camino — saldrás a esta hora — pregunto Ezequiel cuando Carol le daba la espalda.
— Tengo que hacer algo importante — susurro e intentó dar otro paso.
— Tu amigo está aquí, le he ofrecido las instalaciones del reino, imagino que ya lo sabías, dime vas a buscarlo.

Carol volvió el rostro temía encontrarse con un gesto de molestia o de dolor pero encontró en aquel rostro una paz infinita y buena voluntad.

— Sabes dónde puedo encontrarlo.
— No con certeza, se paseaba por ahí creo que también te buscaba — dio un paso más a ella — creo que está aquí solo por ti — hubo silencio. — volverás con él, volverás con tu comunidad.

Carol guardó silencio no esperaba aquella pregunta, no lo había pensado, quería regresar, pero no debía.

— No huyas más Carol sé que piensas que duele, pero de eso se trata, estar aquí duele y también amar, pero al final la recompensa puede ser infinita y también hermosa si te cierras a todas las posibilidades jamás tendrás nada y eso es lo verdaderamente triste, la soledad es buena si se tiene también con quien poderla compartir.

Ezequiel dio dos pasos largos hasta su habitación, esperaba que la mujer por fin hiciera lo correcto.

Carol no espero y salió en busca de Daryl, Jerry se acercó a ella y prácticamente le contó el día que el alexandrino había tenido en el reino, todo el día vigilándola casi escondido, fingiendo que no lo hacía pero ahí estaba ahora esperando por ella en el jardín de Ezequiel ese que tanto le gustaba lleno de granadas.

Sintió el calor golpearle el rostro deseo que fuera por la fogata que se alzaba justo frente a Daryl quien perdía la mirada en su interior, sus ojos azules brillaban con destellos dorados, Carol se acerco sigilosa y se sentó a su lado en silencio.

— Así que has estado acá todo el día. — Carol perdió los ojos también en el fuego.
— Sí — el monosílabo resonó en el vacío — solo quería saber cómo andaba todo por aquí, Rick quiere estar seguro de que las comunidades realmente estén cumpliendo con el acuerdo al que se llegó.
— Rick te envió — sintió algo de desilusión.
— Me ofrecí a venir al reino, Hilltop me aburre aquí hay más que hacer.
— Me alegra verte, creí que después de esto tú y yo ya no nos veríamos más.
— Yo he pensado en lo mismo — suspiro — y ahora que veo que todo está bien no me queda otra cosa que hacer aquí — se levanto y cargo su ballesta al hombro— me largo.

Carol sentía que el mundo se derrumbaba de nuevo sobre su espalda, no quería que se marchara, pero no podía detenerlo, que le ofrecería en ese momento no tenía otra cosa que el sentimiento tan intenso que sentía por él, las ansias por saber de él a toda hora, la necesidad de su cercanía, no podía dejar que se fuera así. Corrió detrás de él para evitar que se fuera, Daryl permaneció mirándola fijamente y lentamente se desarmo, bajo la guardia, solo ella lo hacía.
Carol lo llevó hasta su pecho y lo abrazo con fuerza — No puedo dejarte ir ahora — susurro a su oído.— no quiero que te vayas pero sé que no puedo hacer que cambies de parecer sería algo tan egoísta.
— No lo sería — respondió él retirando un poco su rostro para poder contemplarla, Carol lloraba como una niña — no sería egoísta por qué yo no quiero irme tampoco, si lo hago es por qué aceptó que tú no me quieres a tu lado, dejaste Alexandria, a todos, me dejaste a mí, me hiciste a un lado yo solo quería saber por qué.
— No te has dado cuenta — Carol sorbió la nariz y sonrío — eres tan ciego que no quieres verlo. No te deje por qué no me importaras, sino por qué eres lo que más me importa, por qué tengo tanto miedo de no ser lo que necesitas, por qué tengo temor de que te pongas en riesgo solo por mi, no quiero perderte Daryl te lo he dicho ya tantas veces y jamás has entendido lo que esas palabras esconden.
— Lo entiendo ahora — le miraba los labios — soy un idiota por no haberlo visto antes.

Daryl parecía petrificado, no dejaba de mirarle la boca, Carol sabia tan bien que era lo que en ese momento el buscaba pero era tan tímido que no lo haría jamás, ella se acercó siendo cautelosa aún no sabía cómo es que iba a reaccionar y con la respiración agitada rozó los labios de Daryl, primero fue un toque tan leve que apenas podían sentir lo que pasaba, poco a poco el calor de la boca del otro inundó de sensaciones sus cuerpos, Carol cerró los ojos, Daryl no lo hizo temía que aquello se acabara si lo hacía, prefería contemplar los gestos de Carol al besar, el movimiento de sus párpados luchando por mantenerse cerrados, Daryl siguió besándola cada vez con más prisa, buscaba uno y otro de sus labios uno a la vez.

El oxigeno falto en un momento se separaron para poder respirar y mirarse el uno al otro, ya no eran los de antes, pero seguían siendo los mismos que se pertenecían entre sí. Carol tomo la mano de Daryl quien se dejó llevar, bajo el calor de la fogata que humeaba con fuerza le retiró la camisa, besando suavemente el cuerpo del hombre al que tanto amaba, Daryl hacia lo mismo arrojando las ropas de Carol a un lado, probando del sabor de su piel por primera vez aunque tantas veces lo había hecho en su mente, tenerla ahí en sus manos, lo hacía tan real, cuando se sintió dentro de ella parecía estar ardiendo más que el fuego que los iluminaba, se complementaban, no había más dudas de que eran el uno para el otro, almas gemelas que se unían de forma eterna.

El calor del sol los despertó a la mañana siguiente, sus cuerpos aún seguían húmedos de amor y deseo, Carol miro a Daryl quien seguía durmiendo entre sus brazos, ahora por fin estaba donde siempre quiso estar, Daryl era su hogar.

Caryl one shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora