<<Sei>>

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<<Sei>>

-Tú estás muy rara hoy.

Levanté mi vista del plato con ensalada de higos y aderezo para ver a mi padre. Ann y los demás aún no llegaban y como Zachary había regresado a comer se me ocurrió que podía cocinar algo que no me pesara tanto para llevarmelo al estómago.

-¿Rara en qué sentido?

-No tienes esa mirada de cansancio y aburrición ¿Pasó algo interesante?

-No, nada.

Y seguí comiendo o mejor dicho revolviendo la lechuga de un lado a otro.

-Sé que esto es difícil para ti ________ pero para cualquier cosa yo estoy aquí.  estar Sydney te va a gustar.

No le respondí y lo escuché suspirar antes de acabar con su comida y beber un largo trago de agua mineral. Me puso una mano en el hombro antes de irse y yo me tragué las ganas de gritarle que el no sabía lo difícil que de verdad era pasar por todo esto, que de verdad intentaba ahora ser una buena persona e hija para que no me considerara una carga. Algo que tenía el deber de arreglar antes de regresarlo. Tiré lo que quedaba de comida y subí a mi habitación a ponerme unas mallas deportivas y una camiseta holgada. En el sótano había una especie de gimnasio improvisado. Una pared con espejos y varias máquinas; una caminadora, una bicicleta, un equipo de pesas y otro aparato que servía para levantar peso con las piernas.

No supe cuanto tiempo estuve ahí pero me detuve cuando sentí las extremidades acalambradas, cuando las piernas se sentían como bolsas de plomo líquido con cada paso y el vientre adolorido con solo respirar. Anudado a que solo había comido dos bocados de lechuga en más de 24 horas... Lo último que sentí fue el piso del pasillo sobre mis rodillas, las palmas de mis manos y finalmente mi rostro.

Forte Oscurità [Hemmings] |Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora