Forte Oscurità [Hemmings] |Editando]

<<Continuazione>>

<<Continuazione>>

 

Ashton pareció haber encendido de poco a poco la chispa que lo distinguía y me llevó a caminar por el parque -porque en los parques todo se arregla- y a alimentar a unos patos que después lo persiguieron y le atacaron porque tenía migas de pan entre los cabellos.

Ahora mismo estábamos en la playa. No tenía idea del nombre pero era una playa tranquila y de arena casi blanca. No había mucha gente y según Ashton es porque no a muchos les gustaba el hecho de que hubiese pedazos de coral que molestaban al caminar. Me senté con cuidado y extendí las piernas. Ashton como el humano normal y decente que es, se dejó caer boca abajo en los restos de un castillo a mi lado.

-Tenía muchísimo tiempo sin venir a la playa -dijo rodando sobre su espalda haciendo ángeles de arena.

-A mí no me gusta tanto. Porque implica usar traje de baño.

-Oye, si yo tuviera el cuerpo que tu tienes iría exclusivamente a una playa nudista.

No dije nada, solo le golpeé en el estómago.

-¿________?

-¿Si?

-¿Por qué decidiste que querías que volvieramos a ser amigos?

-Porque de repente me cansé de alejarte. Eres mi hermanastro bueno. Yo soy la mala.

-¿Soy una especie de Cenicienta?

-Si lo quieres ver así -reí-. Te echaba de menos.

-Yo también.

-Aún así no entiendo porque te agrado.

Se acomodó mejor y empezó a jugar con la arena.

-Porque me gusta que seas frágil y fuerte al mismo tiempo. Y porque eres una cretina sarcástica y malhumorada con sentido del humor, claro. Además me emocionaba la idea de tener a alguien de más o menos mi edad en casa. Cuando Zachary dijo que vendrías de inmediato fui a comprar la guitarra después de preguntarle si estaría bien para ti. Además de que contigo puedo hablar de cosas que no podría con Harry o Lauren.

-¿Qué tipo de cosas?

-Pues... -lo pensó un rato-. Cual es mi marca favorita de condones por ejemplo.

-¡Ashton! -chille.

Y como era costumbre se empezó a reír sin control otra vez.

Se controló luego de unos minutos.

-¡Me dio sed! -gritó incorporándose de un salto.

-A cualquiera que se ríe 8 minutos seguidos -contesté mirando mi reloj-. Es normal.

-Voy a la heladería que esta arriba en el estacionamiento ¿Quieres algo?

-Una botella de agua.

Asintió y corrió a los escalones que separaban el estacionamiento de concreto con la arena.

Me quedé con los dedos trazando formas incoherentes un rato. Alegrandome por estar de bueno en buenas condiciones con mi hermanastro. Era tan dulce que te daba dolor de muelas. Sin embargo no iba a pensar mucho en esto. Era una de las mejores tardes que había pasado. No quería mirar al mar. Porque verlo era como mirar a un par de ojos que eran del mismo color de este cuando el sol estaba en su máximo esplendor. Azul mar. Esos ojos en los que había aprendido a nadar hace un tiempo y que me envolvían fuerte. Ahora al recordarlos me ahogaba en ellos. Me hacían daño.

Dirigí mi vista a zona segura: la orilla donde el agua se deshacía en pequeñas olas de espuma blanca.

-Bonito día para asolearse ¿Eh?