Capítulo 3

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—Nuestro plan no es ser sus enemigos como ellas dicen—comenzó a hablar Kakashi delante de todos aquellos ninjas que esperaban un grito de ánimo por aquella situación. Necesitaban saber que en realidad todo estaba controlado y que tal catástrofe no volvería a pasar—. Son fuertes, está bien, pueden con nosotros, pero aún no.

—¿Qué es lo que propone?—preguntó el Hyuga, atento, clavando su codo en la mesa.

—Propongo que aprovechemos el tiempo que nos queda antes de que se vuelvan fuertes. Comenzaremos por entender y averiguar qué es lo que ha pasado estos años. Qué es lo que les ocurre, y por qué lo hicieron. Toda la información es bienvenida.

—Pero es imposible—comentó la Yamanaka, bajo la mirada de Lee.

—Es cierto—aprobó el anterior nombrado—. Ni siquiera nosotros podemos... hacer que hablen. Ni siquiera Naruto hará que Sakura-san hable. Yo tampoco podré lograrlo con Tenten.

—Jamás hablé de vosotros—comentó Kakashi, más tranquilo que nunca. Él sabía qué peligros amenazarían, pero, de momento, quería tomarse las cosas con calma—. Uchiha Sasuke y Hyuga Neji, vosotros os encargaréis de esta misión.

—¡¿Qué?!—Saltó Naruto, golpeando la mesa—. ¡Se trata de ayudarlas, no de enfadarlas!

—¡Cállate, Dobe!

—¡Teme!

—¡Dobe!

—¡Chicos madurad!—gritó una rubia Nara—. No se trata de lo que queráis o no, sino, de lo que quiere el sexto.

—Gracias. Alguien que entiende—bufó Kakashi—. El plan es simple; vosotros os encargaréis de sus custodias. Más os vale que no causen problemas, o quien será castigado seréis vosotros.

—Es algo que Tsunade-sama diría—bromeó Shizune.

—No es justo, sexto—recalcó Neji—. Es una molestia.

—Sí, quizás lo sea; pero jamás debemos de olvidar de quién es realmente la culpa.

***

La residencia Uchiha era más grande de lo que jamás había creído. Siempre soñó con vivir ahí, junto a él. Siempre soñó con criar una bonita familia de Uchiha en aquella casa que, desde luego, necesitaba muchísima limpieza. Pero eso era antes, pues, en aquel entonces, sólo quería visualizar cada ventana, cada puerta y cada candado para saber si podría escapar.

"Recuperarme y atacarlo" se prometió a ella misma. Mataría a Uchiha Sasuke cueste lo que cueste, pues siempre se lo merecía.

—Más te vale no hacerme nada. La última vez me pilló desprevenido, pero jamás volverá a pasar—inquirió el Uchiha mientras Sakura seguía inspeccionando la casa.

—Bonito polvo—ironizó.

—No tengo tiempo para limpiarla.

—Y no esperes que yo sí.

—Si estás aquí es porque eres mi misión, no un placer.

—Jamás pensé lo contrario.

Al ver como la Haruno caminaba hacia no sé dónde, el Uchiha la siguió, mirando y plantando sus ojos ónix en la espalda de la pelirrosa. Pensó lo bien que le quedaba aquella trenza de lado. Podía ver su cuello, y algunas gotas de sudor que caían de él. Suspiró, sabiendo que era humana. Al fin y al cabo, estaba sudando.

—Hablemos—dijo sin dudar de cuán directo había sido.

Sakura rio.

—¿De qué?—miró hacia atrás—. Quiero dormir. Esos barrotes cansan.

Las nuevas enemigas de Konoha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora