Capítulo 25

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Advertencia: contiene contenido adulto. 

El Hyuga se lo pensó varias veces antes de tocar la puerta de su amada. Creyó que necesitaba un descanso, pues liderar aquella misión parecía bastante cansino. Pero sabía que Tenten podría con ello, aunque, ¡quería verla! Le había dado muchas vueltas al asunto, hasta que concluyó en que nunca se disculpó como era debido. Él, igual que ella, lo había pasado muy mal. Cuando se enteró de que Tenten se marchó se arrepintió de seguida de la última conversación que tenían, ¡aunque todo fue un malentendido! Él no la veía como compañera ni como mujer, porque decir "mujer" a ella se quedaba corto. No es como si fuese una cualquiera, al menos, no para él. Neji la veía como Tenten. Sin más. Sin etiquetas.

Tenten abrió la puerta, algo sorprendida de quién era. Bien sabía que llegaría el momento en el que él tocaría su puerta, pero no creyó que fuese en aquel entonces. Más cuando ordenó a todos los participantes de aquella misión entrenar.

—¿Neji? ¿Qué haces... aquí?

Neji pasó. De repente, él se arrodilló ante ella para pedir disculpas. Tenten se avergonzó de aquella acción, ¡aquello era vergonzoso, sin duda! Y más... no sabía a qué venía.

—¿Q-Qué está ocurriendo?—tartamudeó.

—Quiero disculparme. Por todo. Por mis palabras. Por ser un idiota.

—S-Sí que eres idiota...

—Y sobre todo, por haberte hecho pasar por todo lo que tuviste que pasar.

La castaña elevó su mirada hacia el techo, pensativa.


—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?!—gritó, adolorida por todo lo que estaba ocurriendo. Su cabeza se encontraba en las piernas de Hidan, quien, sin saber qué le esperaba, cruzó la puerta de su habitación sin permiso para encontrarse a aquella chica llorando, tirada en su cama—. ¿Por qué, Hidan-sensei?—volvió a preguntar con sollozos más débiles. Hidan no sabía qué hacer, así que se decidió a acariciar su larga melena castaña, ahora vigorizado, pues nunca había hecho algo así—. Él... Pensé que estaría... ¡Argh, Sensei!

—Acabas de tener un enfrentamiento directo con Reiko, Tenten. Cálmate.

Ni siquiera se reconocía a él mismo.

—P-Pero... estuve a punto de morir y... lo único que pensé fue... "¿qué haría él?"

Hidan chasqueó sus dientes. Neji esto, Neji lo otro... ¿Es que siempre era él? Pensó que quizás era hora de hacer que se fijara en él, era su sensei, pero no importaba. Además, no era idiota. Mientras ella pensaba qué haría Neji si ella muriese, él sabía su propia respuesta: Si Tenten muriese, Hidan moriría con ella. Seguramente lloraría, algo impropio de él, y probablemente ni Jashin-sama podría subirle sus ánimos.

—¿Por qué solo le preguntas a él?—susurró. Tenten no logró escucharlo.

Ella siguió llorando, bastante adolorida. Su cabeza, su cuerpo, todo dolía. Pero lo que más lo hacía, era su corazón. Supuestamente era fuerte. ¿Por qué Neji aún seguía en sus pensamientos? ¡Se largó de esa aldea por él! ¡Por sus habitantes! ¡Por qué decían! ¿Por qué entonces quería volver, tras el susto, para refugiarse en los brazos de aquel paliducho?

Su respiración cada vez iba más deprisa, haciendo que las lágrimas no pudiesen parar.

—¡Lo detesto, detesto esto! ¡Detesto lo que nos está pasando! Sakura... ella...—intentó no pensar en lo ocurrido.

Las nuevas enemigas de Konoha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora