Capítulo 13

1.3K 131 21
                                    

Sabía que no se podía hacer mucho más por ella, no sabía si darla por perdida y seguir luchando contra aquel monstruo, con esperanza de que escupiera a la chica que debería vigilar.

En cuestión de segundos Kakashi ya estaba ahí, más alarmado que nunca. Desde luego que podría calmar la situación, pero, trataba de su alumna. Aquella que estaba atrapada desnuda en ¿qué diablos era eso? ¿Dónde estaba metida?

—Hokage-sama—dijo Naruto, colocándose delante de su esposa. Debía de mantener la calma, ya sea por ella o por el bebé que poco a poco crecía en su barriga—. ¿Qué hacemos?

Sasuke no decidió escuchar a nadie.

Habían luchado durante horas, pero, nada. ¡Incluso el sol ya se estaba asomando de nuevo! Vaya nochecita la de ellos, que apenas pudieron dormir nada.

—¡¿Dónde vas, Sasuke?!—gritó su mejor amigo extrovertido.

Sasuke hizo una técnica rápida. No invocaría al susanoo, creyó que será algo rápido.

Esquivando los ataques lentos y poderosos de aquel monstruo, se abrió paso sin importar cómo hasta aquella chica de cabellos pelirrosas. Pudo, por un momento y gracias a un salto, quedar en frente de ella.

El tiempo se paró en aquel instante.

Ella estaba sufriendo.

Su tez más pálida de lo normal, sus labios algo lilas, sus temblores que mostraban que aún vivían...

—¡Sakura!—gritó, de nuevo, saltando. Creó un chidori con las energías que le escaseaban para intentar destruir esa capa protectora que la dividía de ella.

No consiguió nada.

Lo había intentado todo. No tenía apenas fuerza, pero, debía de sacarlas de dónde sea.

—¿Dónde está Tenten?—preguntó.

Kakashi comenzó a atacar de forma desesperada mientras ambos amigos e Hinata intentaban solucionarlo de una forma coherente y eficaz.

Tampoco consiguió nada; dio todo su poder en aquel último ataque, que, consiguió provocar en él un pequeño arañazo que apenas tenía el tamaño de una hormiga.

—Está de misión. Tardaría días en llegar.

—¡Byakugan!—volvió a activar Hinata.

No pensaba rendirse. Era poderosa, no permitiría que su amiga no volviera. No permitiría que la aldea que tanto protegió y que es tan preciada para Naruto fuese derribada.
No permitiría que su hijo naciera sin hogar.

—¿Qué ves, Hinata-chan?

No veía nada en Sakura, pero sí veía un chakra de alguien conocido que se acercaba.

—Ino-chan.

Era Yamanaka Ino, aquella rubia que corrió hacia el peligro sin apenas preguntar, se las apañó para quedar en frente de aquel monstruo.

—¡Frentona!—gritó muy fuerte, alerta de los ataques—. ¡No sé qué diablos estás haciendo, pero abre los ojos de una maldita vez!

El monstro le lanzó una bola negra de algo. No sabía qué elemento era aquel, así que, comprendieron que si les lograba tocar estarían muertos.
Un mínimo roce y quedarían sin respiración. Fue lo que creyeron.

Lo esquivó con algo de dificultad.

—¡Frentona! ¡Vuelve, diablos, abre los ojos!

Al no ver reacción, unas lágrimas se apoderaron de sus ojos celestes, que, poco a poco se deslizaron por sus mejillas hasta impactar en el suelo.

Las nuevas enemigas de Konoha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora