Capítulo 24

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Todo el camino era más que cansado, pero aun así, supieron como acortar tiempo. Había pasado un mes más. Desde la partida de Sakura; dos. De vez en cuando paraban en moteles, balnearios, o incluso acampaban. Había que reconocer que también era necesario tanto descanso.

Sai, Ino, Naruto, Sasuke, Kakashi, Neji y Tenten estaban atravesando aquel bosque. Todos detrás de aquella castaña.

Neji no dejaba de ver la espalda de aquella chica. Su cabello liso y largo, la manera en la que se balanceaba por cada paso que hacía, el corto paso que tenía... Se preguntó cuando las cosas se habían convertido en eso; en ella siendo la primera del camino. En ella siendo la líder. Todas las esperanzas estaban puestas en la chica que en ese momento estaba viendo, al parecer, ya no tan chica. Ya era toda una adulta, diablos. Una chica madura y derecha, fuerte, inteligente, y luchadora.

Por un momento, no, corrección: siempre. Siempre pensó que ella era demasiado para él. No en aquel entonces, si no, en todos los entonces.

Era bella, fuerte. En cambio él se autodefinía como un chico frío. Claro, tenía cosas buenas, ¡pero todo lo que había en ella era bueno!

—Tenten—dijo Neji, pues todo el grupo estaban cansados.

—Descanse-

—No—interrumpió Sasuke—. Debemos seguir.

—Estoy de acuerdo con Neji—Tenten paró en seco, justo donde empezaban dos caminos—. Conozco este lugar, así que vamos bien. Es el de la izquierda, pero tomaremos el de la derecha para ir al poblado a descansar. ¿Está bien?

—B-Bien—dijo la Yamanaka, junto a Sai.

—No hagas ninguna imprudencia, Teme—le dijo Naruto a Sasuke.

El Uchiha solo chasqueó su lengua. ¡Claro que tenía ganas de hacer una imprudencia! Y quería tenerla ya entre sus brazos para abrazarla. La última vez que se vieron... Hace dos meses... En fin, "eso" ocurrió. Y lo disfrutó. Y no solo por hacer sexo, si no, por hacer sexo con Sakura; la chica que amaba. ¡Era su novia! Ya lo definía como eso.

Siguieron a Tenten. Algunos más de acuerdo con la idea que otros, pero debían de hacerlo.

No solo porque aquella castaña era la líder, si no, porque ella sabía qué decía. Era la único que no iba a ahí ciega.

***

La guarida de Reiko era mil veces mejor que otra guarida jamás vista. Tenía lujos que nadie se atrevería a tener en un sitio que se supone que debería estar escondido, además, contaba con cientos de habitaciones. Literalmente. Había ciento uno.

—¿Estás bien, Sakura?—le preguntó Reiko, mirando como aquella chica estaba tumbada en aquella cama, de espaldas a él—. Solo te escondes ahí. Es impropio de ti no entrenar.

—No quiero entrenar.

—¿Qué es lo que ocurre?

—¡No te acerques!

—¡Venga ya! ¡No me dejas entrar en tu cuarto, lo único que vi después de estos meses fue tu espalda!—gritó el rubio, enfurecido por aquella actitud tan egocéntrica—. ¡Sabes muy bien que puedo arrebatarte el anillo cuando me dé la gan-

—¡Por favor, cállate!

La Haruno, sin más, comenzó a sollozar. Su mundo en ese momento se estaba desmoronando, además, ¡se sentía más débil! No solo físicamente, si no, por dentro. Estallaba por cualquier cosa. Reía por el primer motivo que encontraba. Todo era muy extraño. Pero al menos ella sabía el motivo.

Las nuevas enemigas de Konoha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora