Ambas se miraron. En cuanto lo hicieron, una sonrisa arrogante apareció en sus rostros a la vez que todos se sorprendían de sus trajes, de sus anillos, demostrando muchas aventuras, y sobre todo, de cómo sus ojos ya no eran los mismos que cuando se...
Apenas él podía ver qué estaba ocurriendo entre aquel humo que creó la Haruno. Sólo escuchaba una voz, más tenebrosa que la del mismo Orochimaru. Pero, ya pudo comprobar cómo era el enemigo, más o menos; seguro de sí mismo, poderoso.
—Creo que ya cumplí mi propósito.
Rio de forma arrogante, tanto, que el Uchiha pudo escuchar cómo se mofaba de aquella pelirrosa que... ya no era ella misma. Ese ser era parecido a Sakura, pero de una forma horrorosa. Un color bastante rosado.
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—S-Sakura...—dejó escapar un leve murmuro.
En cuestión de segundos, aquella presencia que tanto temían se desvaneció de la nada, haciendo que los dos muchachos se transportaran a la Konoha actual. Los aldeanos estaban quietos, bastante sorprendidos por lo que apareció ante sus ojos de la nada. Era de noche, pero aún había gente por la calle.
—¡Avisen a Kohage-sama!—gritó un ninja, provocando el pánico y la atención de las tres personas que había.
El monstruo que era Sakura comenzó a descontrolarse, intentando a atacar a un aldeano. Por suerte, Sasuke se interpuso con su katana, parando el débil ataque que el monstruo lanzó.
—¡Sakura!—gritó con algo de odio, intentando esquivar cada ataque con rapidez. No podía. Era imposible. Ni siquiera Minato, tan veloz que era, podría esquivar aquello—. ¡Ya basta!—le golpeó una gran bola de fuego, haciendo que se chocara con el suelo de una forma muy fuerte.
Los aldeanos corrieron, escondiéndose.
Sólo quedaron ellos dos.
El Uchiha se levantó, poco a poco, sintiéndose miserable por haber caído ante un ataque. ¡Por Kami-sama! Él era un héroe de guerra. Era un Uchiha. El que podía derrotar a Naruto. ¿Qué le pasaba? Más bien... se preguntaba: ¿qué diablos era lo que tenía delante?
—¡Sakura ya basta!
Nada hizo efecto en ella. El monstruo la había absorbido en un capullo. El cuerpo de Sakura estaba dentro de él, desnudo, inmóvil. Era su estúpida batería, su energía.
Sasuke pensó detalladamente. Se parecía al susanoo que Kakashi invocó contra la pelea de Kaguya, pero, por lo que había intentado comprobar, era imposible atravesar el núcleo. Era imposible llegar hacia la Haruno.
Había que sacarla de ahí. Pero, ¿cómo?
En pocos segundos Uzumaki Naruto estaba ahí, junto a su novia. Había estado molesto por el hecho de que le despertaran, pero quería ser Hokage. Se prometió a sí mismo que protegería la aldea, pero, ¿debía de protegerla de Sakura-chan? Su mejor amiga. Su hermana. Aquella que le falló.
—¡Naruto!—gritó Sasuke mientras comenzó a apuntar hacia aquel monstruo—. ¡Debemos pararlo!
Hinata activó el Byakugan. Su pecho pesaba. Sus necesidades comenzaron a ser una: proteger a su bebé, el cual, estaba dentro de ella.
