Capítulo 18

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—Kuro...—murmuró la pelirrosa observando cómo aquellos ojos azules no dejaban de mirarla. Desde hacía mucho tiempo se estaban viendo a escondidas, Itachi de vez en cuando sospechaba algo, aunque precisamente no le importaba su vida privada. Sabía que Sakura podía cuidarse sola, y debía de deshacerse de los sentimientos que tenía hacia ella: sus destinos estaban escritos. Sabía perfectamente que él en un futuro sería su cuñada—... Tú... ¿de verdad no me mentirías nunca?

—¿A qué viene eso, Sakura?—le preguntó Reiko, algo sudoroso—. Yo jamás te mentiría. Sabes que desde que nos conocimos en aquella aldea... tú me pareciste...—su rostro volvió a ponerse algo rojo. Era imposible decirle aquellas palabras, más cuando Sakura no dejaba de mirarlo—... bueno, sentí como si nuestros hilos rojos estuviesen conectados.

—¿De verdad lo crees así?

—Mírate, eres hermosa. Es imposible no quererte. Y por lo que pasaste...

—Sí, pero sabes que no te puedo contar todo, ¿no?—la Haruno cerró sus ojos.

Ambos estaban sentados en aquel banco, en un jardín abandonado. Las flores, sin necesidad de ayuda, crecieron solas. Hermosas. Sakura en aquel momento se acordó de Yamanaka Ino, sin duda, ella debería de haber visto aquel lugar; el lugar secreto de Sakura.
Se habría sentido orgullosa.

—Me basta con que estés aquí. No necesito saber de ti.

—Gracias, Kuro.

—Y no te preocupes por nada—insistió—. Pase lo que pase, aquí me tendrás.



—Por favor, para, ¡no quiero esto!—suplicó la pelirrosa. Pensaba que aquel tema ya lo tenía más que olvidado, pero al volver a escuchar su nombre... Todo volvía. Los recuerdos. Los traumas. Las heridas internas—. ¡Kuro, ya basta, joder!

No pudo hacer nada en cuanto Reiko, con su fuerza, abrió las piernas de aquella Haruno.

No atendía a la razón

La Haruno despertó de aquella pesadilla entre gritos, y bastante sudorosa. No calló del todo hasta que su cerebro no procesó que estaba ahí, segura. Con Sasuke. Con su Sasuke-kun.

—¿Pasó algo?—comentó Uchiha Sasuke tumbado en las sábanas que habían extendidas en suelo.

Llevó al pie de la letra las órdenes del Hokage: no separarse en ningún momento. Pero como era obvio, no se metería en la misma cama que aquella chica.

—Una pesadilla, ya no importa—confió la Haruno.

Sasuke se levantó de aquel pequeño colchón y miró a la chica algo enrojecido. La cosa estaba calmada, pero avergonzada. Se habían besado. Más de veinte años y al fin daba su primer beso de verdad, ¡y a aquella chica! No se lo pudo creer a la primera. Se pellizcó varias veces pensando que sería un sueño, pero no fue así.

Ocurrió. Ella lo volvió a escoger otra vez.

—En poco tiempo vendrá Na-

—¡Sasukeee! ¡Sakuraaa-chan!

Apenas le dio tiempo a reaccionar cuando los gritos de aquel energético Uzumaki se filtraron por todo el hogar.

—Se me olvidó que le di una llave—resignó el Uchiha—. Iré a recibirlos.

—Me vestiré.

—Sí.

En cuanto Sasuke se marchó, Sakura se levantó de aquella cómoda cama. Se miró al espejo y tocó sus labios.

Las nuevas enemigas de Konoha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora