Señales II

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-…y como ejercicio introductorio deberán…-el hombre que llamó a Karim a la oficina del director era en realidad el nuevo profesor de historia- ¡Ah! señor Moon. Gracias por- hizo una pausa, como buscando la palabra adecuada-, dignarnos con su presencia.
-Lo siento señor…
-Reed- terminó la oración por mí. Y entonces comprendí. Él no era solo el profesor de historia, era el padre de la chica que había visto antes: Karim.
-Algo que comí debió haberme caído mal- dije como excusa mientras me dirigía a mi asiento de nuevo, y pude escuchar risas ahogadas.
Me senté y sentí una incomodidad en la nuca, como si alguien me estuviera mirando. Dirigí mi vista hacia la ventana pero no vi a nadie.
Mi mirada se posó sobre la chica que se encontraba atrás mío. Con la cabeza mirando a la mesa. «Seguro es ella» pensé y me animé a llamar su atención. Levantó la cabeza y nos miramos durante un rato, pero Mike nos interrumpió
-¿Por qué saliste tan apurado?- preguntó preocupado
-¿Que no oíste? Algo me cayó mal en el desayuno- respondí.
-No es cierto- saltó él-. A pesar de que te conozco hace un mes, sé que eso no fue una emergencia intestinal. ¿Qué sucede?- demandó en un tono más serio.
-Nos vemos en el receso bajo las tribunas- accedí al fin.
El señor Reed terminó de hablar con un funcionario de la preparatoria y regresó al salón de clases.
-Les estaba diciendo, señor Moon- empezó-, que el señor Minners se retiró del campo de la enseñanza y yo seré su reemplazo- terminó con una sonrisa.
El señor Reed inspiraba mucha más confianza que cualquier otro profesor que hubiera conocido. Demasiada para ser el primer día.
-¡Oh, rayos!- escuché como la chica detrás de mí se quejaba- ¿Me... Me prestarías un lápiz?- preguntó ella con nerviosismo.
-Claro- respondí y casi salto fuera del asiento. Me giré para pasarle el lápiz y nuestras miradas se cruzaron otra vez. Sus ojos tímidos con los míos, y pude ver como levantaba su mano para coger el lápiz. Era suave y delicada.
-Señor Moon, señorita Reed- llamó el profesor sacándonos de nuestro trance-. Como les decía antes, deben contarme sobre ustedes- dijo en frente de toda la clase con voz firme-, para conocerles mejor. Y así llevarme mejor con ustedes.
La hora terminó y nos dirigimos hacia la otra clase: latín.
La profesora había decidido ese día hacer las clases en parejas que ella escogería. Uno a uno se fueron sentando y llegó mi turno, pero antes de decir el nombre de compañero, la señora Saint miró a Karim y se dedicó a hablar con ella.
-…lo mejor sería que tuvieras como pareja a Aaron…-la escuché decir. Nos dijo a ambos donde ubicarnos y nos sentamos en nuestros respectivos asientos.
Pude notar que ella estaba tan sorprendida como yo.
-Tu lápiz- dijo ella con más confianza que con la que lo pidió-. Mi padre me dio uno de repuesto. Gracias.
-No fue nada- lo único que pude decir fue eso. Empezó la clase y de nuevo me sentí observado, pero no vi a nadie.
La profesora salió por unas hojas y el salón aprovecho para hablar todo lo que más pudieron. Pero Karim y yo nos  sumimos en un silencio incómodo.
-Oí que hay un baile el viernes- dijo ella para romper el silencio. Pero no ayudo mucho, solo lo volvió más incómodo.
-El baile de bienvenida- respondí yo, un poco nervioso- ¿Vas a ir?
-No estaría mal- bromeo ella-. Para conocer gente. ¿Tienes con quien ir?- la pregunta hizo que mi corazón saltara.
-No- dije bajando mi cabeza. Intentando ocultar mi cara sonrojada.
-Ya tenemos una cosa en común- bromeo de nuevo, esta vez con una risa ahogada- ¿Te gustaría ir conmigo?
-Claro, porque no- dije desinteresadamente, intentando disimular mi emoción-. Pero, ¿no es demasiado pronto? Digo, nos acabamos de conocer.
-Necesito conocer más el “estilo” de esta preparatoria- empezó ella entusiasmada-, y tu pareces un buen chico-terminó con una gran sonrisa.
-¿Por qué te retrasaste en la llegada?- la duda llegó a mi cabeza.
-Mi padre- empezó ella-, tuvo unos… problemas en Londres. Y no pudimos viajar hasta ayer en la noche.
-Así que conoces a la reina- dije sonriente. Reímos los dos.
-¡C'est une catastrophe! ¡Ne peut pas se produire!- entró gritando la profesora en francés: ¡Esto es un desastre! ¡No puede estar pasando!- Jóvenes- empezó diciendo decepcionada-. Temo advertirles que el baile de bienvenida… hay posibilidades de que se cancele.
Todos en el salón soltaron preguntas y quejas al unísono. El salón de clases se volvió un caos.
-Chicos, cálmense- dijo la señora Saint en  cuanto pudo-. Hay alerta de tormenta. Es algo como un huracán pero menor, aunque sigue siendo mortal- terminó ella decepcionada otra vez.
-¿Aaron?- sentí la voz de Karim muy lejana y distorsionada-¿Estas bien?
En ese momento pude escuchar sonidos guturales, de ultratumba zumbando en mis oídos y luego una voz. “Está cerca. Debes darte prisa”. Escuche la voz de una mujer y luego todo se nubló a mi alrededor. De repente, solo veía hacia la oscuridad.

BalanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora