El baile

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-Aaron, amigo. Tienes que dejar de desmayarte- escuché la voz de Mike.

-¿Qué?- pregunté aun desorientado.

-Havā- dijo Axel cuando pude incorporarme.

-¿Quién?- preguntó Nina.

-La primera aer- explicó Sam-. Se cree que vivió en los primeros años de la humanidad en áfrica sur-oriental. Aprendió a controlar el aire en la sabana, y enseñó a su tribu a defenderse con este poder. A través de la meditación.

-¿Y qué tiene que ver el águila de Haast?- pregunté recordando el ave que había bajado a mi encuentro.

-Lucem- respondió Sam-. Al ver la bondad que ella tenía; cuando murió, le permitió la vida en el mundo mortal transformándole en esta majestuosa ave.

Recordé el paisaje donde había estado. Una sábana. Esa mujer que había visto era Havā.

-Yo la vi- dije después de pensarlo-. Havā me llevó a la sabana. Vi a Havā.

-Bien. Entonces pídele a "Jaya" que te lleve a tu casa- dijo Nina-. ¡El baile es en una hora!

Recordé de repente que mi pareja para el baile era Karim, y ya que era mi primer "baile de bienvenida", no quería perdérmelo.

-¡¿Cómo demonios funciona el tiempo en las visiones?!- exclamé- No es posible que haya estado tres horas dormido.

-Te veías como un cadáver- habló Dante.

-Como sea- dijo rápidamente Mike-. Tenemos que salir de aquí. No creo que a persona que tienes por cita, quiera quedarse plantada.

Mi cara se tornó roja al intentar imaginarme el vestido que usaría Karim, el peinado que tendría. Incluso intenté hacerme una idea del olor de su perfume.

Mientras estaba en mi trance, Mike y Nina me llevaron a rastras a través de la habitación.

-Tienes que venir para empezar a entrenar- dijo Sam detrás de Dante, que salía después de nosotros.

Dijo algo después, pero no lo escuché debido a que mi mente se encontraba en otra parte.

Corrimos por toda la calle hasta llegar mi casa. En el camino, vimos mujeres vestidas con vestidos dignos de una princesa, siendo guiadas hacia autos pertenecientes a jóvenes portando trajes de lino listos para darles una bienvenida a la preparatoria Vancouver a sus doncellas.

Entré a la sala seguido por Mike y Nina.

-Hola señora Moon- dijeron ambos al entrar.

La saludé también, para subir a mi habitación y darme un baño rápido. El hecho de ir con Karim al baile hacia que mi estómago se llenara de mariposas.

Salí del baño y el traje que iba a usar, estaba en la cama. «Mi madre debió haberlo puesto» pensé. Y procedí a vestirme tan rápido como pude para no destruir el planchado perfecto del pantalón y la camisa.

Bajé listo. Me encontré con Mike y Nina en la sala, usando sus trajes. El vestido de Nina era azul claro; no le podía quedar mejor con el cabello corto que le daba un aire pacifista. Mike, por otro lado, no perdía su cara de bromista. El traje solo realzaba esa sensación de que te haría una broma en cualquier momento.

Alan estaba en la cocina hablando con mi padre. Tenía el traje puesto; lo que le hacía parecerse mucho a nuestro progenitor.

El traje realzaba los ojos azules heredados de mi padre, y se había peinado el cabello rubio de manera que tuviera un aspecto mayor.

Mi padre caminó en mi dirección con una sonrisa en la cara.

-Agradece que te pagamos las clases de conducir- dijo mientras balanceaba sus llaves frente a mí-. Además, supe que tienes pareja- dijo mirando a Mike.

-Estás jugando ¿cierto?- exclamé.

-Es una ocasión especial- dijo él, y se acercó a decirme algo en el oído-. Pero si tiene una mínima imperfección, los castigos que le he puesto a Alan, serán como el paraíso comparado con lo que va a pasar- puso las llaves en mi mano y se alejó con una sonrisa.

-¿Cómo va a llegar Alan?- pregunté.

-Irá con unos chicos- respondió mi padre-. Sus amigos, creo.

Nina, Mike y yo nos dirigimos al auto después de escuchar las recomendaciones de mi madre. El típico "no beban demasiado" y demás.

Mike y Nina llegaron al auto cogidos de la mano. Él solo separó su mano de la de ella para abrirle la puerta. Antes de entrar al auto, me miró, y pude notar que se había sonrojado. Estaba tan rojo como un tomate.

Encendí el motor y me dirigí a casa de Karim un poco nervioso. Tenía una corazonada de el por qué mi cuerpo no respondía cuando estaba cerca de ella.

Llegué a su casa y ella se encontraba en el porche frente a la puerta hablando con su padre. Tenía un vestido rojo que caía como lava. El pelo estaba liso en la parte de arriba y, a medida que bajaba, se iban formando ondulaciones. Lo tenía echado hacia delante.

Me bajé del auto y le abrí la puerta; lo que ella agradeció.

Puse en marcha el vehículo de nuevo en dirección a la preparatoria. En el camino sentí de nuevo la presencia "demoniaca" que había sentido anteriormente. Pero el mundo dejó de importar cuando Karim puso su mano sobre la mía. Me sentí capaz de volar por días cuando su suave piel tocó la mía. Me sentí... seguro. Este pensamiento me mantuvo ocupado todo el camino.

Llegamos por fin a las puertas del gran edificio. Dejé el auto donde correspondía y me reuní con Mike que me esperaba en la entrada. Caminé con él por los pasillos hasta llegar al gimnasio. Lo que vi me sorprendió. Más que un baile de bienvenida, parecía uno de graduación. Había globos por todas partes de color verde y blanco; las luces rojas que salían del techo y paredes hacían que pareciera una discoteca. La música solo intensificaba esa sensación.

Mike ubicó a Nina y me guio hasta ella.

-Aaron- llamó alguien detrás de mí. Karim tenía un par de vasos con ponche. Le entregó uno a Nina y sus ojos se posaron en los míos. Desvió su mirada y pude notar que se había sonrojado.

-¿Quieres bailar?- dije por fin.

-Seguro- su cara se iluminó con una sonrisa.

Fuimos a la pista de baile seguidos por Mike y Nina. Ambos se veían felices.

Bailamos hasta el cansancio. Karim estaba tan agotada como yo. Nos dirigimos a una mesa para beber un poco de ponche.

-Debes tener más cuidado- escuche a Sam.

-¿Qué sucede?- pregunté.

-Recuerdas que el baile se iba a cancelar por un huracán- asentí-. No era una tormenta. Eran espíritus buscándote. Se descuidaron y se dieron cuenta de su error. Ahora están ocultos y, si tenemos suerte, están aún fuera de la ciudad.

Me quedé de piedra al oír eso. Un peligro que no conocía me estaba acechando.

-Mantente alerta- dijo y se fue.

-Aaron ¿estás bien?- preguntó Karim que había llegado junto a mí.

-Si- mentí-. Es solo que...

-¡Aaron, amigo!- no pude terminar de hablar, debido a que Axel me había tomado del hombro. Lo que asustó a Karim- ¿Ya probaste el ponche? ¡Está buenísimo!

Exclamó antes de ir a bailar con su pareja: Amanda. Una chica generalmente tímida. Pero su aspecto cambió cuando Axel la llevó a la pista de baile. Se sentía segura con él.

Karim me estaba ofreciendo un vaso de ponche. Bebí un poco y seguí viendo a mis amigos bailar. De repente, me sentí mareado, como si fuera a desmayarme. Pude notar que a Axel le estaba pasando lo mismo. Mike lo tomó en brazos y Dante hizo lo mismo conmigo. Nos llevaron a una mesa seguidos por Karim y Nina que veían preocupadas nuestros rostros. Busqué a Alan con la mirada, pero todo estaba borroso y la cabeza me empezó a dar vueltas.

-Tenemos que llevarlo...- me desmayé antes de poder escuchar hacia donde me llevaban.

BalanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora