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Hace poco salió como noticia que los perros son capaces de entender lo que les decimos, más que las palabras el tono. Desde luego hace falta tener una bata blanca para decir esto y que no te tomen por chalado. Al menos eso es lo que siempre me han hecho sentir y me han dicho a la cara sin esconderse por decir y defender lo mismo desde muy pequeño.
Algo sí puedo asegurar, y si hace falta me pongo bata blanca mientras lo escribo además de gafas si eso le da más credibilidad, los animales no deben juzgarse sin conocerlos. Ninguno.
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Jamás hubiese imaginado, ni creído, que un ave podía hacer algo más que cagar su jaula, cantar por aburrimiento y volverse histérico si se te ocurre acercarte, dando fuertes "vuelos" y golpes dentro de su jaula. De hecho ODIO ver los pájaros enjaulados, es verlos y me entristezco. Tengo que aclarar que al menos donde yo vivo y alrededores, todas las aves que se tenían antes como mascotas son: jilgueros, periquitos, canarios, verderón; y para de contar, no habían muchos más. Lo llamaban mascotas pero lo que yo veía era jaulas con un ser vivo dentro, que decían de ellos que eran muy bonitos y tenían un cantar que les gustaba.
¿Cómo llegó un pájaro a mi vida? Como la mayoría de los animales que he tenido, por casualidad. Ni siquiera recuerdo porqué escogimos ese pájaro entre todos los que habían, no era bonito, no tenía plumas, ni siquiera podía mantener la cabeza. Sus ojos medio cerrados, uno más que otro, con sus pelusas. Calvo, como le brillaba la cabeza, ¡hasta reflejaba la luz!
No me gustaba la idea de tener pájaros, pero podía dejarlo salir por casa, un rato, todos los días. Me dieron cientos de consejos para cuidarlo y me asustaron con la cantidad de cosas que podían salir mal. Básicamente no había hecho más que llegar a casa y tras ver todo lo que tenía que hacer, darle y demás, pensé que dudaría cuatro días contados, pero fueron muchos más. Fueron cinco maravillosos años y hoy día todavía sigo sin poder dejar de emocionarme con sólo pensar en él, lo hecho muchísimo de menos, no puedo ni tocar, ni mirar su habitación, enseguida me provoca ansiedad y una fuerte opresión en el pecho, haciendo incluso que me cueste respirar. Hoy día sus cosas siguen igual que cuando desapareció y sigue doliendo recordar ese momento.
Pasan los años y todavía somos incapaces de dejar de entristecernos su perdida, hablar de él y emocionarnos con su recuerdo.
Esta es la historia de como un ave, un pájaro, me descubrió que no era sólo un simple pájaro. Cambiando para siempre mi percepción sobre estos.
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Hola, me llamo Mushu ©
Non-FictionTodos hemos tenido mascotas de muchos tipos, yo al menos he tenido bastantes. Pero una de ellas me enseñó algo muy valioso, algo que sólo tras conocerlo puedo reconocer como una lección. Me demostró una inteligencia fuera de lo que se le atribuye a...