Es la hora del baño

281 61 37
                                    



***

Sé que esto tendría que haberlo contado antes, ya que para Mushu, acicalarse tanto como bañarse, era algo muy importante que además hacía con mucha frecuencia. Pero no fue hasta tiempo después de verle bañarse las primeras ocasiones, que descubrimos lo particular y distinto que era, en comparación a muchos que vimos por Internet u otros que están por conocerse, que pensé que era digno dedicarle todo un capítulo.

Sus primeros intentos por bañarse, fueron a mediados de Abril, cada vez hacía más calor durante el día. Mushu como ya he mencionado, dedicaba mucho tiempo a limpiar sus plumas. Le veías tocarse su glándula y restregar con frecuencia su cabeza por ésta, para a continuación picotear con sumo cuidado y destreza, alguna de sus plumas. Ponía especial énfasis y cuidado en las de sus alas, sujetándolas una por una, las estiraba separándolas entre sí, las "cepillaba" con su pico y lengua. Sé que decir cepillar puede resultar confuso, porque no las peina, pero de algún modo, sí separaba las "hebras" que conforman sus plumas, si encontraba algo que desenredar o re-colocar, limpiar o vete a saber qué, persistía. Desde luego si algo le parecía que no estaba bien en alguna pluma concreta, insistía una y otra vez, hasta dejarla impecable a su ver. Quizás, yo no apreciaba que era lo que esas plumas, que tanto acicala o removía sus hebras con tanta pasión, podían tener en especial para insistir tanto, pero algo debían tener y lo hacía todos los días, en ocasiones durante horas.

Una mañana en la que Clara limpiaba su habitación, colocó los recipientes donde le ponemos agua y semillas sobre la mesa de la cocina; para después retirar la hoja de periódico que colocamos en la base de ésta, donde podías encontrar restos de cáscaras de su alimento. Yo me dispuse a echar comida en su comedero después de haber sacado los restos de las semillas que deja a medio comer dentro. Parecería laborioso, pero lo cierto es que bastaba con soplar dentro para que todo lo menos pesado, es decir semillas vacías y restos, salgan sin esfuerzo, quedando tan sólo las semillas que aún contienen algo dentro. Mushu se acercó a su bebedero, parecía dispuesto a beber, pero lo que hizo fue salpicarse, con mucha torpeza, para mojarse toda su cabeza.

-¡Míralo que guapo esta! -Clara se reía al verlo así. Mushu no es muy grande, cuando se asusta y pega las plumas a su cuerpo, lo parece todavía menos, pero mojado daba pena de verdad.

-Espera, espera -Mushu intentó huir, cuando vio que me disponía a cogerle. No llegó lejos, conseguí cogerle y aprovechar la humedad de sus plumas para hacerle una cresta-. Ahora sí que esta guapo.

-Mushu -"chúplib" soltó meloso al oír su nombre-, mírame. -Clara le hizo una foto-. Tenemos que ponerle algo para que se pueda bañar mejor.

Mushu lo había mojado todo alrededor del recipiente. Éste no es muy grande y al intentar mojarse salpicaba mucho. Y encima su intención de bañarse se quedaba a medias, sólo conseguía mojarse la cabeza y parte de su cuello. La mesa estaba mucho más mojada que él. Busqué un trapo con el que limpiar su estropicio.

-¿Qué se te ocurre? -Le pregunté mientras secaba la mesa.

-No sé, algo que sea más grande y no muy profundo -me dijo terminando de colocar la nueva hoja de periódico en la base y poner los recipientes- para que pueda meterse y bañarse entero, ¿no?

-Pues no se me ocurre ninguno -encajé la parte superior de la habitación, re-colocando el comedero y el bebedero a mi gusto, dando por zanjada la tarea.

-¡Ya sé! -Clara fue hasta el frigorífico y sacó el envase donde guardan las rodajas que compras al "corte"-. ¿Qué te parece?

-Un poco pequeño -el envase era rectangular, transparente y algo estrecho- casi no se puede llenar de agua.

Hola, me llamo Mushu ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora