Saga meses del año II: El golpe de mayo.

816 71 4
                                    

PRÓLOGO.

El crepitar de las llamas me hace reaccionar. Miro lentamente hacia mi derecha, encontrándome con muebles que podrían servir perfectamente para alimentar la chimenea prendida que está delante de mí. A la izquierda, poco más de lo mismo.

Una chica con el pelo rubio sobrepasando un poco los hombros, ojos grandes y verdes y unos labios carnosos pintados de color rojo está detrás de mí. Lleva un vestido de tirantes simple y de rayas, al estilo escocés, con unas sandalias que definitivamente no conjuntan ni aunque la mires estando drogado. Aun así, a ella no parece importarle. Supongo que no tendría que importarle si lo ha elegido ella.

—Y de nuevo no vuelves a ser un sueño —me dice sin ningún ápice de sorpresa en su tono de voz. Ruedo los ojos sin que se dé cuenta ya que camina hasta quedar entre la chimenea y yo—. Pero eso no significa que no seas real...

—Ya lo hemos hablado otras veces —suspiro, cruzándome de brazos—. Sé que no sirve de nada volver a decirte que esto es ficticio porque estoy soñando, pero no quiero que sigas creyendo que esto es real. No lo es.

—Mis médicos, los que viste el otro día —se acerca a un escritorio de madera y abre un álbum de fotos. Coge una foto en blanco y negro de dos hombres y vuelve a quedar entre la chimenea y yo mientras me la tiende—, también me dicen lo mismo.

Los recuerdo porque gracias a ellos me desperté con sensación de malestar. Entraron en la habitación de la chica (el lugar donde me encuentro ahora mismo) y le preguntaron con quién estaba hablando. "¿No lo veis? Estoy hablando con ese chico" dijo, señalándome, pero los hombres se miraron como pensando que eso era imposible, que esa chica se lo estaba imaginando. Se susurraron algo y se la llevaron a rastras mientras me pedía que hiciera algo. ¿Qué iba a hacer yo? Solamente pueden alterar los sueños los septiembreses. De todas formas, lo que sucede en ellos tras despertar es inexistente.

—Creen que debido al golpe que me hizo perder la memoria he desarrollado una esquizofrenia. ¡Me han explicado que es una enfermedad mental! Incluso si recuerdo quién soy, lo otro no tiene cura y soy un peligro.

—Yo... Yo no soy un aprilense para comprender del todo esas enfermedades extrañas, pero los médicos son personas sabias.

—¿Me consideras un peligro? —me pregunta con la voz rota.

—Te considero inexistente —le digo, porque aunque sea verdad siento que yo sí que soy un peligro andante y no alguien fruto de mi imaginación.

La puerta se abre y uno de los médicos de mi anterior sueño entra. La chica rubia corre hacia una esquina y niega con la cabeza rápidamente cuando le ve acercarse. Él intenta cogerla diciéndole que deben medicarla urgentemente a la vez que le preguntan si está volviéndome a ver. Ella me señala con angustia pero él ni se digna a girar la cabeza hacia atrás. Al final, tras un tortazo de ella a él, saca un artefacto extraño que la electrocuta y la duerme. Puedo sentir el odio que le tiene el hombre a la pobre chica y me tenso, ya que no debería ser normal. No es lo normal en mi caso.

El otro hombre aparece justo cuando su compañero va a salir. El recién llegado observa a la rubia con el ceño fruncido y se saca una libreta pequeña del bolsillo de la bata blanca que lleva puesta.

—Es la segunda vez que a la señorita Yass le sucede esto —suspira, y tras apuntarlo en la libreta, (o al menos, eso creo que ha hecho) se la vuelve a guardar—. ¿Deberíamos avisar de una vez a Chesum Armarini?

—¡Sh! Puede que la conexión aún no se haya roto.

Ambos hombres miran a todas direcciones como si buscasen a alguien. Como si me buscasen a mí. ¿Qué es eso de la conexión? ¿Es una palabra rara del ámbito medicinal? Puede que sea eso. Los médicos suelen estar un poco trastocados de la cabeza.

—Además, aún debemos asegurarnos al cien por cien de su condición —vuelve a hablar el médico que carga a la chica rubia como si fuese un saco de patatas con un desprecio descomunal—. Me resulta extraño que desterrasen a una guardiana antes de tiempo y le obligasen a olvidar su vida en Novembrus. ¡Cree que es una humana más!

Mi mente tiene demasiada imaginación. Ahora resulta que, según la historia que mi propia mente ha recreado en un sueño, la chica que cree que soy real es una novem.

—No sé... Yo tengo el presentimiento de que Nixie Yass es la chica que están buscando, y dudo que me quite ese pensamiento de encima tan fácilmente. 


Saga meses del año II: El golpe de mayo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora