XL: Se acabó.

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SERA-MASUMI.

Maya ha decidido que lo mejor que se puede hacer en estos momentos es separarnos unos de otros, por eso estoy recorriéndome toda la zona con mi don de la velocidad para que nadie pueda pillarme. O casi nadie, claro.

Logro ver a Argel Zasper junto a la mejor amiga de Julieta Zasper, Bethany. Que esté aquí es una sorpresa puesto que ella no fue exiliada, pero a la vez nos ha venido de perlas. Gracias a ella ha habido una confusión enorme. Gracias a ella yo he podido atacar a las personas que nos retenían en el cuarto de Joel a Maya, Augustus y a mí.

Me escondo de ellos, pero planeo salir en cuanto hayan tenido la conversación que tienen que tener. Tengo el libro de Julieta ya que se lo quité a Odell sin que se diese cuenta por el don de la velocidad, y si la premonición que Damian y yo vimos es cierta, Argel de alguna manera u otra acabará con el libro. Así que debo dárselo, porque él lo mantendrá a salvo.

¿Estoy loca? Puede ser, pero a veces entre la locura y lo fácil, es mejor la locura. Que Miane no muriese en la premonición que le mandé a Julieta en sueños de cuando aún Evan Vugo no sabía nada no puede ser falsa. Creo que es más bien una advertencia. Esa chica está destinada a morir, solo que el destino ha preferido mantenerla con vida un poquito más. Y si mi creencia es cierta, es mejor que Argel tenga el libro por las buenas a que lo tenga por las malas.

—No comprendo qué haces aquí, ¡pero eres tonta! ¡Casi te atrapan! No tendrías que estar en un lugar como este.

—Vine a buscaros a ti y a Julieta, y resulta que tú... Tú... —la veo sonreír con tristeza—. Pensé que me amabas, pero resulta que he vivido engañada estos años.

—Era un matrimonio forzado —se defiende—. Bethany, te amo con locura y planeaba ir a por ti antes de julius. Esta boda ha sido demasiado repentina y ni siquiera me permitieron negarme.

—¿Eh...? ¿Ir a buscarme a mí... antes de julius?

—Te lo iba a explicar en ese mes. Oh, Dios morado, ¡es que tú no tendrías que estar aquí! —insiste, atacado de los nervios—. No soy el único que no se perdonaría que te sucediese algo. ¿Sabes lo mal que le sentaría a Julieta que estuvieses herida, o algo peor? ¿Y a mí?

—¡Yo no sabía que iba a haber este percal cuando decidí ser una convicta por vosotros! —solloza—. ¡Hasta traje el libro para dártelo a ti o a Julieta!

—¿¡Qué!? —exclama, horrorizado—. ¿Dónde está?

—Aquí.

Salgo del escondite con el libro en la mano. Argel se pone delante de Bethany porque cree que voy a hacerle algo, pero cabeceo. No. Yo no ataco a las personas que son buenas.

—¡El libro lo tenía Odell! ¿Está bien?

—No lo sé —me encojo de hombros—. Supongo que sí. No les conviene tenerle muerto ahora, ¿verdad, Argel?

Argel se prepara para atacar pero yo cabeceo con la mano, alzándola en señal de paz.

—Te lo voy a dar, Argel. Sé que te importa tu prima, de momento, y confío en que lo mantendrás oculto de los demás.

—¿Julieta? ¡Pues claro que le importa! Son como hermanos —dice Bethany, que no se hace ni a la idea de la personalidad oscura de su novio.

—Lo haces porque has visto la frase, ¿a qué sí?

Me ha pillado el factor sorpresa del por qué se lo estoy dando; estoy muy segura de que me van a atrapar, y si me atrapan y logran descubrir la frase, no habrá servido de nada quedármelo.

Saga meses del año II: El golpe de mayo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora