Epílogo.

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NIXIE.

La residencia se cae a cachos y el suelo aún tiembla porque el monstruo robótico se está marchando.

Pero a mí no me importa.

Estoy en mi habitación, enfrente del espejo. Me miro y acerco la pistola a mi boca, soplando en la boquilla a lo vaquera.

Es de juguete, pero pronto conseguiré una de verdad. La ventaja de haber creído que era una humana más es que me han enseñado historia y me he informado sobre lo que sucede en cada parte de la pangea. En Estados Unidos están legalizadas las armas, y como soy mayor de edad estoy segura de que podré hacerme con una nada más llegar.

—¿Sabes disparar? —me pregunta un chico.

Evan, el que creía que era fruto de mi imaginación.

—Mi madre me enseñó antes de volverse... bueno, qué más da. No comprendo aún por qué te veo a ti y a los otros, pero al menos puedo decir que ya me creo que existas.

—Es un avance. A mí me costó al principio.

—Este episodio de mi vida comienza y acaba contigo, no sé cómo tomármelo.

Le miro mientras me mira. Está sentado en el suelo y va vestido entero de rojo.

—No te entiendo.

—Nada más ser retenida aquí, te vi. Ahora que voy a ser libre, también.

Evan se lleva una mano al mentón, pensativo. Entonces es cuando se percata de que todo el lugar se está yendo a la mierda.

—¿No tienes miedo?

—No. Soy una persona muy valiente, y no es por echarme flores.

—Eso es bueno.

—Ya.

Le miro el brazo y me percato de que hay algo distinto en él; hay un tatuaje de una frase. Se percata de que observo con atención su brazo y suelta un bufido.

—Me desperté de repente con eso escrito. Lo hice llorando, y aunque me gustaría saber a qué se refiere, creo que tardaré en saberlo.

Evan desaparece y yo cojo mi bolsa. Tengo una necesidad urgente de hacerme un tatuaje, así que le he robado mundidos a los estúpidos que han huido por temor.

Quiero ponerme en el brazo "O seis como mínimo no..." y ni siquiera sé por qué. Es una frase sin sentido, como la de Evan, pero aun así...

Salgo de mi habitación a paso lento. No queda nadie ya. Solo la soledad y yo.

Me llamo Nixie Yass. Nací un 13 de noviembre. Mi madre se llama Nimeria-Hoxie Yass y mi nombre es la unión de algunas letras de su nombre. Se dedicaba a la caza hasta que descubrió el cadáver de mi padre en extrañas circunstancias, volviéndose loca. Casi nadie en mi pueblo se acercaba a mí porque decían que yo sería igual que ella incluso aunque era lo más normal del mundo. Soy una novem, nacida en el noveno planeta de los trece existentes. En mi planeta hay tres dones; el de la transparencia, el de la bondad y el del silencio. Mi padre tenía el don único de atravesar las cosas.

Eso, y anécdotas anteriores al 25 de octumbrus es lo que recuerdo. Del 25 de octumbrus hasta que llegué a esta residencia por la que paseo, no recuerdo absolutamente nada.

Es mi deber averiguar qué he olvidado exactamente y por qué. Me siento vacía y no me gusta sentirme así.

"Porque voy a hacer que lo recuerdes, y en el momento en el que eso suceda te sentirás angustiada. El amor en estos tiempos que corren no es una ventaja, es una desventaja. ¡Mírame a mí! Saber que alguien que me importa está a salvo es lo único que me hace sentir bien. Tú ni siquiera podrás saberlo".

Saga meses del año II: El golpe de mayo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora