Capítulo 03. "Un comienzo sin final"

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Los siguientes días eran tan normales, cotidianos sería la palabra correcta: Encuentros, peleas, historias, recuerdos, paseos.

Una tarde a mediados de Abril Aiden se encontraba en su casa debido a su padre, que por primera vez (tras tantos años) le había pedido merendar con él. A su pesar Aiden había aceptado la invitación. Aunque no pensó que eso significaría pasar un gran momento de incomodidad y silencio total con su padre.

Aiden nunca lo aceptaría, él sabía ocultarlo bastante bien con un simple y vacío "Estoy bien" acompañado de una sonrisa tan falsa que acababa con dolor de quijada. Pero en realidad aquel silencio le daba una oportunidad de sentir la soledad que vivía y que lo hacía llorar cada noche, preguntándose en la oscuridad de su habitación ¿Por qué él? ¿Qué mal había hecho pata merecer el desprecio de su única familia? Y es que aunque no lo dijera o no lo pareciera Aiden se sentía mierda por no sentirse amado por su padre. Pelear con él le dolía más cada día, pero sobre todo, lo que más odiaba era no tener el apoyo de su padre en realizar su gran sueño: Ser un gran bailarín.

Pasaba noches en las que lloraba en silencio tapándose sus labios con su mano, evitando que se escucharan sus sollozos. Otras noches lloraba tan fuerte con la intención de ser escuchado y que su padre tocara a su puerta y le preguntará "¿Hijo estás bien?" Era lo que tanto anhelaba. Pero al final sabía que eso nunca pasaría, su padre no lo quería. Por lo tanto no había motivos por los cuales preocuparse por él. Para su padre lo único importante era que Aiden estudiara la carrera de Derecho. Y quizá... sólo quizá poder trabajar juntos.

Esa era la triste y verdadera realidad de la vida que Aiden llevaba. El único color en su vida era aquel hermoso bosque y ahora su amigo Spencer se agregaba a su pequeña lista de cosas buenas en su vida.

Entre su incomodo momento de "merienda" se miraban de reojo sin saber que decirse terminando por concentrarse en los alimentos picoteados. Aiden silenciosamente deseando que terminara aquello para poder marcharse a su habitación o quizá a un encuentro con su amigo, que seguramente estaría en el bosque esperándolo.

--¿Cuándo dejaras de comportarte como un niño? –preguntó de pronto su padre cuando miro la intención de Aiden abandonar la mesa—Ya no eres un niño, Aiden. ¿Hasta cuándo tengo que decirte que es hora de madurar? ¿Crecer y hacer algo productivo de tu vida? Ese maldito bosque nada bueno te traerá y lo sabes ¿Por qué te empeñas en complicarme la vida? ¿En desobedecer mis órdenes?

La misma discusión de cada día que Aiden estaba harto de escuchar. Siempre eran las mismas preguntas donde su padre le ponía en claro que no respetaba su decisión de ser un bailarín profesional. ¿Acaso era mucho pedirlo? Pues parecía que sí, el castaño entendía que hacérselo ver a su padre sería imposible. Pero aun así él no se dejaría vencer tan fácilmente. Él quería cumplir su sueño y demostrarse y demostrarle a su padre que era capaz de eso y mucho más. Solo, sin ayuda de alguien más o de él.

--Aquí vamos de nuevo con lo mismo, ¿cuántas veces tengo yo que decirte que no quiero estudiar Derecho? Eres un egoísta por pensar solo en ti y no en lo que realmente quiero para mí. Y también sabes lo mucho que me molesta que llames "maldito" al bosque hermoso que parece ser el único de mi parte. ¿Cuándo será el día que me des un poco de atención y cariño? Quiero dejar de discutir contigo, padre. ¿Simplemente no podemos tener una merienda tranquila? Y respecto al otro asunto ¿De qué sirve crecer si corro el riesgo de terminar siendo un amargado como tú?

En esta ocasión Aiden se atrevía a rebasar la situación con palabras fuertes faltándole el respeto a su padre, pero pensaba que ya era el momento de decir sus verdaderos sentimientos y no simplemente quedarse callado.

[EunHae] REENCARNACIÓN DE UN AMOR FALLIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora