Capítulo 10. "Adiós... mi amor"

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--No te odio... yo te amo.

Cabellos castaños revoloteaban con la brisa del viento.

--Me gustas Hyuk...

Ese nombre de nuevo... ese maldito nombre nuevamente le molestaba. Aiden despertó jadeando y sudando. Su corazón dolía cada que recordaba ese nombre. Los rostros de los dos hombres desconocidos que soñaba eran borrosos y lo único claro eran sus cabellos revoloteando en el aire y sus voces.

Sintió una opresión en su pecho seguido de un vació en su corazón, pero esta vez conocía el motivo y por qué o más bien por quien se sentía así. Estaba cansado de luchar contra todo él solo, cansado de tratar de olvidar metiéndose con alguien o enfrascándose en su trabajo. Estaba cansado de tratar de borrarlo cuando sus labios recordaban los ajenos, cuando su corazón le gritaba que aún lo amaba.

Estaba cansado de vivir una vida que no era la suya.

Sintió su cuerpo llenarse de desesperación, quemándole las venas. Era fuego y no sangre lo que corría por ellas. Sintiendo ese extraño sueño tal real, sintiéndose como el protagonista de la confusa historia. Él sabía, sin explicación coherente, que ese sueño, esas voces, esos hombres desconocidos le querían alertar de algo y él no lograba, por más que tratara, de saber el qué era lo que tenía que descifrar con sus voces y momentos distorsionados y confundidos.

Lágrimas de desesperación comenzaron a inundarle el rostro con los recuerdos de su amor junto a Spencer, causando que todo lo que le rodeaba girara en contra de él. Y entonces entre su perdición lo entendió todo. Supo que no podía seguir viviendo así; encerrado y viviendo fuera del mundo. La naturaleza le exclamaba de regreso, su cuerpo pedía ser liberado de sus cadenas, el pequeño y alegre Aiden luchaba contra el Aiden maduro y frío por ser liberado de la celda donde lo tenían castigado.

--Aiden –escucho una voz dulce alrededor de su habitación, él miro a todas direcciones para encontrarse solo –Aiden –de nuevo esa voz... de nuevo nada.

--¿Me estoy volviendo loco? –se preguntó, tocándose cada parte de su cuerpo, de manera que pareciera que no era suyo lo que tocaban sus manos temblorosas. Como si su cuerpo ahora le fuera desconocido.

--Regresa a él, Aiden—La voz dulce le ordeno.

Su cuerpo convulsiono con los recuerdos y una necesidad atacándolo por correr fuera de ahí, de ese infierno que día a día se obligaba a vivir. Él no pertenecía ahí y era momento de que se diera cuenta de ello. Se levantó sin importarle el mareo que lo molestaba. Rápidamente cambio su pijama por ropa más cómoda y abrigada. Salió de casa en pasos sigilosos, evitando hacer ruido para no ser sorprendido en el acto. Pero nunca cambiaría su inocencia por mucho que cambiaran cosas en él, su inocencia nunca la perdería y tampoco el ser despistado. La prueba era no darse cuenta de que su padre lo miraba escapar de casa.

[...]

Marco se apartó de la ventana y se enfrentó al hombre que permanecía parado en la puerta, esperando sus órdenes.

--Llego la hora –dijo con voz fría—Vamos.

Aiden corría hacia el bosque sin darse cuenta de que su padre lo seguía por detrás. La hora de poner el punto final a esta historia absurda había llegado. El momento que Marco tanto había esperado. Si una vez había podido, una segunda vez lo haría, de eso estaba seguro. ¿Qué malo podría pasar? Todo lo tenía bien calculado. Todo saldría a la perfección.

[EunHae] REENCARNACIÓN DE UN AMOR FALLIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora