Capítulo 13. "Las miradas nos unen"

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Por el resto de las clases Donghae fue el mismo chico callado y solitario, sentado hasta el fondo y mirando por la ventana sin prestar atención a su profesor. Su mirada atemorizaba a cualquiera, tan oscura y vengativa: era como si se preparara para una lucha batalla que se avecinaba a su vida.

Y solamente se permitía ser otro cuando estaba con aquel grupo de chicos revoltosos y rebeldes, con una mirada traviesa y una leve sonrisa dibujada en sus labios. Esos instantes en que los alumnos de la escuela no lo empujaban al pasar o le decían insultos. Esos momentos con aquel grupo que Donghae dejaba de ser el chico raro para ser el chico intocable y respetable.

Hyukjae no lo entendía por más que le mirara y observara a sus compañeros. No comprendía como las cosas podían cambiar en tan sólo segundos, ni mucho menos como un chico de aura oscura y solitario podía volverse otro chico rebelde del instituto. Donghae guardaba secretos, muchos secretos: su mirada lo decía, pero algo detenía a Hyukjae para quedarse y averiguarlo. Algo le decía que no huyera, que lo enfrentara. Aunque no estuviera muy seguro de la sensación quiso detenerse en ese momento cuando por última vez en el día su mirada se encontró con esos ojos oscuros, clavándole un sentimiento raro y estremecedor en su corazón.

Sálvame. Ayúdame. Te extraño. Te necesito... y mucho más gritaba la mirada oscura de Donghae. Asuntándolo un poco más, pero no daría un paso atrás, él quería conocer más de la historia detrás de esos ojos, él quería saber qué pasaba entre ese grupo y Donghae para comportarse así. Él simplemente quería estar cerca de Donghae.

Hyukjae caminó de la misma manera que lo hacía cada día, perdido en sus pensamientos y directo a casa. Pasos lentos y acompañados de música que sonaba en sus oídos, sus labios contando cada pasó que daba. No quería llegar a casa y ver su realidad, no quería forzar a sus labios a sonreír y a su voz decir un mentiroso "Está bien, no hay nada que lamentar" antes de marcharse a trabajar y ver la mirada de ella arrepentida por quitarle a ambos su adolescencia con un embarazo no deseado. Pero nada podían hacer sólo quedaba aceptarlo y trabajar para darle lo necesario al bebé que estaba por venir. No quedaba de otra para Hyukjae que estudiar y trabajar sin descanso, con solo unas pocas horas de descanso, todo para darle un buen futuro a su hijo.

Lo más difícil de soportar era la compañía de ella en su cama, escuchando su llanto cuando le pedía disculpas por quedar embarazada. Levantarse en las pocas horas de descanso por un antojo de ella o darle un beso en sus labios como despedida antes de salir a la escuela o al trabajo. Él no la quería pero no era como si fuera a tratarla mal, al final de todo ella sería la madre de su hijo. Y bastante mal la pasaba él como para darle el mismo dolor de vida a su pareja. Aunque doliera fingir lo soportaría, todo por su hijo.

[...]

Donghae llegó a su casa, aquella donde las paredes eran color blanco (sin vida para él) y cada rincón lleno de silencio. Una enorme casa solo para él y su padre, una casa sin color, sin vida y sin sentimientos. Donde Donghae no le gustaba estar pero no era como si tuviera muchas opciones para salir de ahí y pasar el resto del día. Dejó su chaqueta cerca de la mesa de la entrada, medio colgando por los bordes más no le importo y dejo caer su mochila despreocupadamente en camino a su habitación.

¿Dónde estaba su padre?

Lo más seguro estaría en algún bar de Seúl tomando junto a un colega del trabajo o en compañía de una mujer. No le importaba tampoco; estaba acostumbrado a estar solo en aquella gigante casa. Con pesadez subió los escalones, infinitos para sus piernas, hasta que llego al pasillo que lo llevaba a su habitación. Perdido camino, recorriendo con la palma de su mano abierta las paredes sin fotos de lo que una vez fue su familia feliz. Su padre había quitado todos los retratos de su madre al igual que lo hizo por toda la casa, dejando el lugar sin vida, sin recuerdos de ella, solo con la pesadilla de su muerte.

[EunHae] REENCARNACIÓN DE UN AMOR FALLIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora