«Yo hice los separadores» «Yo hice los separadores»
Esas palabras no dejan de retumbar en mi mente desde la tarde en que Aron me lo dijo.
Ese día me quedé petrificada por su confesión y después no pude dormir. Todo porque me la pasé pensando en el por qué darme los separadores a mí. Y si me los dio, por qué decírmelo después y de esa forma.
Qué sentido tenía.
Nada de eso tenía sentido.
La primera noche sí que no dormí en absoluto, y a la mañana siguiente eso se notó.
Vi a Aron en las clases que compartimos, pero no me habló y yo no me atreví a preguntarle nada.
Además, Aron parecía huir de mí y yo también lo evitaba.
Si estábamos a punto de encontrarnos en algún pasillo, él sólo veía la forma de irse por otro camino.
El segundo día fue un poco menos el insomnio. Aunque tuve que leer hasta media noche para cansar mis ojos y quedarme dormida, sólo que no fue mucho lo que dormí porque me desperté a las cuatro de la mañana por una pesadilla.
Después de eso ya no pude dormir.
Graham e Ivan seguían molestándome y cada vez las burlas se intensificaban más. Hasta el punto de aventarme cada vez que pueden, tirarme mis cosas o incluso tirar mi comida del almuerzo sobre mí.
El tercer día pude dormir mejor.
Tuve una pesadilla, pero no me dormí hasta tarde.
Puede que sea idiota el pensar en eso de los dichosos separadores y no dormir por eso, pero no me di cuenta hasta hoy.
Siendo honesta no tiene por qué importarme el si Aron me haya dado los separadores o si él los hace. Lo más seguro es que suceda lo que pensé, que el dueño le paga por hacerlos.
Así que, si Aron me los dio, no fue por otra cosa más que por un beneficio económico.
El día de hoy, me levanto como siempre a ducharme y ponerme algo abrigador.
Elizabeth me había comprado una camisa a cuadros color azul y un suéter del mismo color que combinaba a la perfección. También un par de botas calentadoras.
Aún faltaba mucho para que comience a nevar en la ciudad de Nueva York, pero el clima aquí es impredecible y a veces hace frío o a veces calor; sin embargo, los días soleados son la gloria para los habitantes.
A mí me encanta el frío, adoro cuando está nublado y el cielo se encuentra cubierto de todas esas nubes grises. En esos días la ciudad— o como era en Forks— es muy tranquila, puesto que la mayoría de la gente se la pasa en sus casas.
Yo prefiero estar afuera y ver los paisajes para dibujarlos. Me encanta ver toda la naturaleza y tratar de plasmarla en mis cuadernos lo más real posible.
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Fall In Love ✓Terminada
Teen FictionMuerte. Dolor. Soledad, y un enorme vacío en su interior. Eso es lo que ha tenido que soportar Jane Hale a lo largo de su vida. La esperanza es lo último que muere, sin embargo, Jane la perdió hace ya muchos años, y no está dispuesta a creer en nada...