Siempre he sido testigo de que el tiempo no se detiene con nada. El tiempo transcurre siguiendo el curso que tiene que tomar y no se detiene por nada ni nadie.
En ciertas ocasiones me gustaría que el tiempo se detuviera por un breve momento. Quisiera despertar un día y ver que el tiempo se ha detenido a mi alrededor, sentir que nada ni nadie me observa, me critica o piensa que soy un fenómeno. Pero sé que la vida no es así. No complace a ningún ser humano, y mucho menos a mí.
Esa noche pienso en mi salida con Elizabeth. En todo lo que quiso hacer para acercarse a mí. En cierta forma me gustó estar con ella.
Como dije, no salgo de mi habitación una vez que entro en ella.
Acomodo los libros en el librero y entro en el baño para cepillar mis dientes y ponerme el pijama.
Al salir del baño saco la ropa que me ha comprado y la meto en mi clóset.
No es tan tarde cuando Elizabeth y yo volvemos del centro comercial. Son apenas las siete treinta. Aunque creo que estuvimos bastante tiempo allí ¿Quién es su sano juicio se está seis malditas horas en un tonto centro comercial? Claro, sólo ella. Pero como dije, no estuvo tan mal. Creo que fue lindo de su parte.
Decido tomar el libro de El jardín olvidado y culminar su lectura. Sólo me hacen falta cien páginas, pero en una hora me es más que suficiente.
Al terminarlo, lo cierro y aparto los lentes de mis ojos para frotarlos.
No es que vaya a llorar con el final, pero no puedo negar que me he quedado impactada. El desenlace de la novela tomó un giro que no esperaba, y debo decir que ahora odio a muchos personajes. Quisiera sacarlos y estrangularlos, pero sé que no es posible. Es sólo ficción. Aunque para mí es bastante real.
Me levanto de la cama y voy hasta mi librero para dejar el libro en su lugar. Al hacerlo, diviso algo muy peculiar.
Frunzo un poco el ceño, pero estiro mi brazo para tomar lo que he visto.
Los tomo entre mis manos y veo que son los pequeños separadores que me dio Aron en la librería.
«Son... Extraños» pienso.
Su forma es rectangular como cualquier otro separador común, pero tiene algo sumamente diferente a los otros. Parecen haber sido hechos por alguien. Por él.
Entonces miles de ideas se vienen a mi mente. ¿De verdad él los hará? Y si es así ¿cómo se le habrá ocurrido hacerlos?
¿Por qué me los dio a mí?
«Tal vez él sí los hace, pero los entrega con los libros porque la misma librería se lo pide. Tal vez le paguen por eso»
Sí, eso debe ser. Porque, debe de dárselos a todos ¿no?
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Fall In Love ✓Terminada
Teen FictionMuerte. Dolor. Soledad, y un enorme vacío en su interior. Eso es lo que ha tenido que soportar Jane Hale a lo largo de su vida. La esperanza es lo último que muere, sin embargo, Jane la perdió hace ya muchos años, y no está dispuesta a creer en nada...