Rosas que no son para mí.

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Dedicado a mi madre. "Nunca corras tras un hombre, haz que el corra detrás de ti."

Llené mi tina de espuma rosa y metí mi cuerpo en el agua caliente. Encendí la música romántica y comencé a beber lentamente el caro sampán que me atreví a comprar. Así es como una mujer soltera debería pasar su Día de San Valentín. No en una búsqueda desesperada por hombres, que solo la quieren usar para una vez.

De inmediato recordé a Cameron. Su cabello café sedoso, sus hermosos y besables labios de color rosa, sus músculos y su voz ronca, cual enamora a todas las chicas. Incluyéndome. Cerré mis ojos y comencé a fantasear sobre nuestra vida con Cameron, él llega de su maldita cita, me dice que me ama y me tira a mi cama para después hacer el amor toda la noche. Abrí mis ojos de un golpe y salí de la tina. Apagué el agua y me vestí de un pijama rosa. Hice una coleta despeinada con mis rizos pelirrojos y miré al espejo. Por enésima vez entendí la razón de porque los chicos jamás se fijaban en mí. Mis ojos tenían un tamaño bastante indefinido y un color parecido al vomito. Los rizos naranjas eran muy llamativos, y no me gustaban en absoluto, mis labios eran demasiado grandes para mi rostro, al igual que mi nariz.

Suspiré y comencé a quitar el maquillaje que usaba desde la mañana. Hoy tenía una cita confirmada en la tarde, pero al chico no le importo eso, y decidió no venir, si siquiera avisar antes. Imagínense. Yo estuve sentada en el café, con un vestido lindo, con tacones, toda maquillada y peinada. Estuve allí durante casi una hora. Jamás en mi vida he tomado tantos vasos de café, y he comido tantas tartas.

Camine hacia mi cuarto principal, dejando charcos de agua detrás de mí. Me senté en el sofá, agarre el bote de sampán y le tome sin siquiera ponerlo en un vaso. Estuve tan deprimida por no poder compartir mi carácter romántico con alguien más en este día, que no me importaba emborracharme, hasta perder la conciencia. Sentí como el cuarto, comenzó a oler increíblemente delicioso con el olor de y me fui rápidamente hacia mi cocina. Saqué un pedazo de brownie circular y lo partí en seis partes, agarre la mitad en un plato blanco, me serví un poco de leche (que tenía un sabor del asco, por el alcohol que había bebido anteriormente) y volví hacia mi TV que estaba a punto de comenzar a mostrar el reality show de las Kardashians.

Después de una media hora de soledad, empecé a emborracharme con todo lo que tenía de alcohol. Poco tiempo más tarde, mis ojos ardían de lágrimas, y la casa se llenó de mis quejidos y llantos. Escuché como los vecinos de arriba patearon mi techo varias veces, pero solo los maldije en el interior de mi cabeza. ¿Cómo puedo pasar el Día de San Valentín sola? ¿Qué persona en el maldito Universo hace eso?

Me imagine a todas mis amigas. A estas horas, ya deberían estar revolcándose con su novio, y las reservadas aun seguían con la comida en un restaurante caro. Igual me imagine como van a estar de presumidas el lunes, cuando todos regresan al instituto. No van a dejar de hablar sobre lo maravilloso que pasaron el día más romántico del año. Después me van a ver en mi dirección, y yo solo me voy a encoger los hombros. Las chicas se reirán de mí, y de "broma" dirán que ya necesito encontrar a alguien para que me consuele.

De hecho, yo tengo a alguien quien me pueda consolar. Solo que en este momento se está divirtiendo con su maldita novia.

Volví a soltar lágrimas, y esta vez el sonido que hice era más fuerte y más raro. Oí como alguien trataba de abrir la puerta de mi casa, empujándola con su hombro, espalda o alguna otra parte de cuerpo, supuse que eran mis vecinos, porque eran las únicas personas, que no saben sobre la existencia de timbres en este mundo. Me pare del sofá, limpie las lágrimas con la palma de mi mano y rápidamente me dirigí a abrir la puerta con demasiadas cerraduras. Si, puedo llegar a ser muy paranoica. ¿Pero quién no lo es en la cuidad tan grande como Nueva York?

Legalmente suya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora