Tengo ese sentimiento de que te deje muy tarde.

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No se puede dormir, teniendo la tentación de llamar a Cameron, para que llegue a mi casa y así poder terminar lo que empezamos en la calle. Sabía que besar a un chico es un sentimiento muy agradable, pero no sabía que puede llegar hasta el punto en cual quieres romperle la camisa. Tape mi cara y me reí en voz baja; Nathan aún estaba en mi sala, y no quería despertarlo antes de que el mismo lo haga.

Cerraba y abría los ojos constantemente, pero no conseguí dormirme ni por quince minutos. Cuando ya me estaba rindiendo mi celular comenzó a vibrar en mi mesita para dormir. No quise tocarlo, porque había pensado que es el despertador, pero en el momento en cual escuche la voz de Elena en el buzón de voz, me levante de golpe de la cama y hasta pude no pensar en los deliciosos labios que Cameron posee. Le marque, y después de cinco beeps, escuche su voz; estaba llorando.

- ¿Qué pasa, Elena?

- Estoy perdida.

- ¿Que? ¿En dónde estás? ¿Puedes decirme lo que hay alrededor de ti?  – no hay respuesta, solo escucho sus llantos – Elena, háblame, por favor! No puedo ayudarte si no me dices nada.

- Estoy en mi casa. En el baño.

- ¿Y por qué dices que estas perdida, Elena?

- ¿Puedes venir a mi casa, por favor? ¡Te lo suplico...!

- ¡Claro que sí! ¡Estaré allí en veinte minutos!

Sin conseguir ninguna respuesta de parte de Elena, comencé a vestirme y cepillarme los dientes al mismo tiempo. Salí volando de mi cuarto, y vi que Nathan ya no estaba en el sofá, en vez de eso había una nota, escrita por él.

Amy, tal vez no me vayas a creer, pero... cometí un error al dejarte. Estoy seguro que pensaras que soy un idiota, y que lo que te escribo son puras mentiras mías. Yo... no es como decirlo, ni mucho menos escribirlo correctamente, pero yo siento que te amo. Si, ya se, suena muy estúpido que te diga eso, después de tanto año de ser novios, y te pido perdón por hacerte esperar, para que yo pueda descubrir cuáles son mis sentimientos hacia a ti. Y lo logré, aunque tuve que dejarte para eso. Lo siento mucho. Solo quiero que HABLEMOS.

Con mucho amor,

Nathan.

¿Qué me ama? ¿Qué me pide perdón? ¿Acaso ese chico se volvió un completo demente? Al parecer, asi es. ¿¡Cómo puede decirme... corrección, escribirme eso, en un cheque de supermercado!? ¿Quién se cree para venir e irse de mi vida, cuando se le dé la gana? ¡Ughh! Estoy más que frustrada, y confundida. Todo comenzó a ir demasiado rápido en mi vida; primero, la boda de mi madre, ese asunto con el mismo Cameron, cual tengo entendido el no piensa olvidar, hasta conseguir lo que quiere, tercero, el maldito de Nathan y, para terminar, resulta que Elena tiene un asunto urgente para cual necesito venir a su casa. Espero de todo corazón, que no le haya pasado nada a ella o a su novio.

El pequeño departamento de Elena se ubica en un lindo vecindario, al centro de la cuidad. Ella vivia bastante cerca de mí, así que no me tomo mucho tiempo llegar a su casa. Por lo que yo sé, el departamento no es de Elena, si no de los abuelos de su novio. Igual se, que los padres del novio, no aceptan su relación con mi amiga, y no saben que él le regalo el departamento a Elena. Yo, honestamente tampoco entiendo qué clase de relación llevan, pero admito, que su historia es muy linda. Tan linda, que, si fuera por mí, haría una película o un libro, refiriéndose a ellos, como las personas principales.

Los dos se conocieron cuando eran unos mocosos de quince años, eran novios por tres largos años y luego Elena tuvo que mudarse para escapar de sus padres. Ellos se prometieron no terminar, pero tuvieron que, ya que como todos sabemos, las relaciones a distancia apestan. Al cumplir veinte, Theodore, pudo irse de su casa y por pura casualidad el encontró a Elena en una tienda, mientras que compraba cerveza. Y ahora, ya llevan ocho años juntos, (contando los tres de su adolescencia). Los dos cambiaron mucho, pero siguen amando al otro, como si fuera su primer mes de noviazgo. Aunque, no todo fue miel para ellos, ya que han terminado aproximadamente mil veces en los ocho años.

- ¡Elena! – grite estando ya enfrente de su puerta – ¡Ábreme, por favor! ¡Elena!

Me recargue tantito en la puerta, y se abrió, dejándome pasar libremente a su hogar. Los primeros pensamientos que tuve, fueron horrendos. ¿Qué pasa, si un asesino entro a su casa? Por eso Elena, sonaba tan desesperada, cuando me marco. ¡Oh, por dios! ¿Qué voy a hacer si ella ya no está? Esperen, tampoco puedo llamar a la policía, ¡porque pensaran que fui yo la asesina! Amy, piensa, piensa, piensa. ¿Entrar o no hacerlo?

- ¡Amy Leanete! – grito Theodore, e me hizo salir de mis pensamientos. Suspiré y corrí para darle un rápido abrazo.

- ¡Dios mío! Estoy tan aliviado de que estén vivos... digo, ehh... – mi rostro comenzó a ponerse roja – Me da gusto verte. Eso es todo.

- A mi igual! Siempre me da gusto ver a la jefa más genial de todas. – los dos sonreímos.

Theodore es alguien mega increíble, con un corazón enorme y muchas ganas de vivir; pero no es tan fácil estar con él para Elena. Los dos son tan parecidos, que las peleas son algo muy constante en su casa. Sé que la relación es muy toxica para los dos, pero nadie puede hacer que se separen, y yo me rendí con tratar de abrirle los ojos a Lena hace mucho tiempo.

- Pasa, te estaba esperando.

- De acuerdo.

Me quite los tenis negros, y me acomode en el sofá de la sala. Theodore cerró la puerta con seguro, y se sentó en frente de mí. Me ofreció un poco de pizza, que tenían desde ayer, pero lo rechace por falta de hambre.

- Okay. No se cómo empezar – paso nerviosamente la mano por el cabello.

- Se directo, por favor.

- Ayer yo y Elena tuvimos sexo en tu cama.

Casi me caigo del sofá. Estoy enterrada de eso, pero no me imaginaba que sería TAN directo.

- ¡Ah... uh... oh!

- Ay... perdóname, por favor. Creí que lo sabias, y tal vez no tenía que decírtelo así... Perdona, Amy. Enserio. Si quieres ahorita mismo voy a comprarte cama nueva.

- ¡Theodore! Obviamente estuve consiente de eso, no seas tonto. Pero prefiero que vayas al grano.

- Hoy en la mañana, Elena se despertó para ir al baño. Y no salió desde entonces. Quiero que hables con ella, ¿sí? Eres su mejor amiga, después de todo. Tal vez le hice daño ayer y se avergüenza de aquello.

¿Avergonzarse? ¿Elena? Eso es imposible. A veces siento que Theo no conoce en absoluto a su novia.

Él y yo nos paramos al mismo tiempo, y nos fuimos a direcciones diferentes. El a su cuarto, mientras que yo me fui al baño. Toque la puerta dos veces, y Elena salió solo por un segundo, para agarrarme de la playera y jalarme adentro del baño. Ella se veía muy mal. No se quitó el maquillaje de ayer, tiene ojeras y trae ropa que no es de su talla. Solo... no se ve como mi mejor amiga.

- ¿Que te sucede? Tu novio está muy preocupado por ti.

- Creo que va a preocuparse por otra persona más.

- ¿Que? ¿De que estas hablando, Elena?

- Amy, prométeme que no vas a salir corriendo y me vas a agarrar la mano, cuando esa criatura va a salir de mi vagina.

- ¡Elena!

- Creo que estoy embarazada.

Legalmente suya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora