sin ella.

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Diego.

Estudiaba sobre los pulmones…en 2 horas Efrén me pondria un examen.

Aunque a esto no le puedo llamar estudiar, el solo abrir el libro, tomar un lapiz y moverlo tan rápido como a mi pie, no era ni siquiera un repaso.

La extrañaba, demasiado…tenia una semana que no la veia, obviamente Efrén se dio cuenta de eso, yo lo evadia con que estudiaba y ella, no lo se, pero las pocas veces que fui a la casa no estaba…solo entraba a su cuarto y observaba todo ahí, ella no tiene idea de cuanto me dolieron sus palabras, pero se que las mías fueron menos, pues el que ella piense que para mi es solo una prostituta personal de medio tiempo me destrozo.

Tome el celular, no tenia ni un mensaje o llamada de ella…la espera me mataba.

-¡DIEGO!-me sobresalte.-¿no me escuchas, verdad?

-perdón Efrén, es solo que…estoy un poco distraido.

-lo se.-me giro el libro, no me di cuenta pero estaba al reves.-Romina esta mas.

Era como hecharle limon a la herida.

-necesito tu opinion.-se sentó frente a mí, en un banco alto.

-¿sobre que?

-una herida de apuñalada en pulmon izquierdo. Esta desgarado.

-¿Cuánto?

-un tercio de el.

- ¿hay tiempo para un trasplante?

-estamos esperando las radiografias.

-solo eso, puede morir si no es rápido.

-no.-nego.

-¿Qué?

-estas reprobado.

Lo mire asombrado, con sorpresa.

-¿Qué?

-eso es simple, lo usual.-se levanto.-ve y visita a Romina, algo le pasa y no se que es, creo que solo a ti te lo dirá.

-¿y si no me dice nada?

-aun así, por favor ve, les hace falta a los dos.-dio un par de pasos y se detuvo.-soy doctor, no estupido.

Y sabia que algo pasaba…solo que no se imaginaba que ella y yo habiamos terminado.

Me detuve antes de abrir la puerta.  ¿Qué le diria?, tenia que comportarme como antes…solo que ya no sabia como.

Fui a la cocina, no estaba ahí. Recorde que le gustaba el jugo de manzana, le servi un poco y fui a su habitación. Esta vez, como antes, toque antes de abrir.

-pasa.-su voz sonó algo llorosa.

Estaba acostada en la cama, a la orrilla, con la cobija hasta la cabeza.

-te traje jugo niña.- no me contesto. Me senté en la cama, del otro lado.-tu papá se dio cuenta de que estas mal.-intente quitarle la cobija, pero se resistio.-Romina, dime que tienes.

-nada… ¿que podia tener?

-exacto, solo toma el jugo.-saco una mano, tomo el vaso y lo tiro al suelo.

-gracias.

-esta bien.-me levante de la cama.

-espera, no te vayas.-me dijo.

Me regrese a la cama.

-abrazame.-me pidio.

Metí el otro extremo de la cobija por debajo de ella y la traje a mi, la abrace, aun seguia cubierta hasta la cabeza.

-¿podrias…?

-no.-me interrumpio.

Solo me quede ahí, abrazándola, sin verla…poco a poco el sueño comenzó a vencerme, claro, 4 días sin dormir si afectaban.

...corria por aquí y por allá.

-¡hija!-le grito mi hermana.-¡Romina, ven aquí!

-déjala Miriam.-le dije.-sabes bien que no te hara caso.

Miriam tenía 26 años, era una mujer sorprendente, de esas que le ven el lado positivo a todo, hasta en las situaciones peores.

Solo que tenia cancer cervicouterino…según Efrén…moriria.

-tengo miedo de que le pase algo.-dijo.

-claro que no, solo es una niña…-le sonreí.-nuestra niña.

-prometeme que la cuidaras siempre.-me tomo mi mano.

-claro hermana, siempre lo hare...

Abrí los ojos de repente. Aun tenía abrazada a mi niña. ¿Porque me haces esto hermana? Me tortura el pensar que me enamore de tu hija.

Ya había obscurecido.

Romina seguia dormida, me senté para quitarme mis zapatos, luego levante la cobija para meterme debajo de ella, Romina se giro  y me abrazo.

-te amo Diego…-susurro.

Después de eso…ya no pude dormir.

Poco a poco fue entrando la luz a la habitación, fue cuando vi la cara de Romina.

Tenía los ojos exageradamente hinchados y muy rojos, así como rasguños en su cuello y brazos.

Bosteseo.

-¿Qué haces aquí?

-mirando como duermes.

No abria los ojos.

-¿Qué te paso?

-nada.-metio los brazos debajo de la cobija y tapo su cara.

Ahora se la quite por la fuerza.

-¿lloraste demasiado verdad?

-fue por ti, es tu culpa.

-¿Por qué?

Me miro, luego quiso besarme, pero me voltee y beso mi mejilla.

-por eso.

-Romina, las cosas cambiaran.-le dije, fue muy dificil decir esas palabras.

-ya no quiero que sea así.-me dijo mientras lloraba.

-es que tiene que ser así, jamás debí permitirme que nuestra relacion fuera mas allá del cariño, por que se que fue mi culpa, yo tenia la obligacion de detenerte y no lo hice.

-no, no puedes hacerme esto…yo te amo Diego.

Pase mi mano por su cara, acarciandola.

-es por eso que debemos dejar esto.

Me abrazo, busco mi boca y me beso…yo no le acepte aquel beso.

-Diego, no te resistas.

Y de verdad estaba haciendo un gran esfuerzo.

-niña, no lo hagas dificil.

-te extraño tanto Diego, necesito tus besos.-volvió a besarme, de una forma desesperada, metí mi mano entre nuestros labios y la aleje.-necesito tus caricias.-beso mi mano y la llevo a su cara.- te necesito a ti.-subió su pierna en la mía, rapidamente la baje.

-¿crees que esto es fácil para mi?

-parece.

Dijo sin interes, lo cual me molesto, no podia creer que creyera eso.

-¿eso crees?

-si, creo que ya no te importo, que ni siquiera te atraigo… ¡ah!

Me subí en ella, comencé a besarla con desesperacion, con locura y pasion. Le mordi el cuello, ella solo gemia. Me metí entre sus piernas, fui, con una rapidez enorme, hasta su pantalonera y fue muy fácil quitarsela, al igual que su bóxer. Regrese a besarle el cuello, no, la mordia, no se a que grado, pero fue a un nivel alto, desabrocho mi pantalón y ella misma lo bajo, así como mi bóxer…pase mis manos por debajo de sus brazos y la traje hacia mi…soltamos un grito, acompañado de un gemido.

sweet dreams...againDonde viven las historias. Descúbrelo ahora