El Viajero del Alba se encontraba navegando hacia la isla del terror esa, y esta vez yo no quise ir en el barco.
Es decir, ya no estaba enfadada con Edmund, simplemente lo ignoraba hasta que decidiera pedirme disculpas.
<<Sí, claro.>>
En serio, conciencia. No estoy enojada.
<<Como digas.>>
Solo calla, pinche voz.
<<Ya, me callo.>>
Me encontraba sobre el lomo de Eustace, sobrevolando hacia la isla, y Reep estaba junto a nosotros, sobre la cabeza del dragón.
–¡Ahí está la isla! –Exclamó Reep, cuando estuvimos cerca.- ¡La batalla nos espera!
Eustace dio la vuelta y comenzó a volar hacia el lado opuesto.
<<Y luego pretende conquistarte. ¡Já! ¡Cobarde!>>
No le digas así. Es solo un niño.
<<¡Es un puto dragón!>>
¿Y qué?
<<Agh. Nada. No se puede razonar contigo, ___ Sidney.>>
–¡Eustace! –Exclamé, en tono de reproche.
–¡Eustace! –Gruñó Reep.- ¡Detente y mírame cuando te hablo! ¡Un verdadero guerrero nunca huye de miedo!
–Vamos, Tace. –Dije, intentando calmarlo.
–¡Mírame! ¡Soy un pequeño ratón! ¡Tú eres un gran dragón! ¡Respiras fuego!
–¡Nosotros podemos, Tace! –Lo animé.
Eustace pareció dudar unos segundos, pero terminó volando hacia la isla, armándose de valor.
Unos gritos se escucharon en medio de la bruma y traté de agudizar mi oído para ver qué o quién gritaba.
–¡Aléjense! –Gritaba un hombre.
–¡Caspian su espada! –Exclamó la voz de Edmund.
–Tace, súbelo. –Dije.
Eustace voló hacia el hombre, lo tomó con sus garras y voló hacia el barco, donde lo liberó.
–Aquí también bajo yo, mi amigo. –Sonreí, y salté del lomo de Eustace, cayendo en el barco.
Eustace se fue volando de nuevo, aún con Reep en su cabeza.
–Tranquilo, Mi Lord. –Dijo Caspian, para calmar al hombre.- Soy su rey, Caspian.
–¡Mi rey! –Exclamó el Lord, al oír el nombre de Caspian.- ¡Nunca debió venir! ¡No hay salida! ¡Hay que dar la vuelta al barco antes de que sea tarde!
–¡Tenemos la espada, hay que irnos! –Dijo Edmund.
–¡Da la vuelta! –Ordenó Caspian.
–¡No piensen, señor! –Advirtió el Lord.- ¡No dejen que conozca sus miedos, o se convertirá en ellos!
–Ay, no. –Dijo Edmund, claramente preocupado.
–¡Edmund! ¿En qué cosa pensaste? –Preguntó Lucy, temerosa.
–Sólo dime que no pensaste en una serpiente marina gigante. –Rogué, cerrando los ojos.
–En serio, lo siento. –Susurró, desenvainando su espada.
–Mierda. –Gruñí.
Era obvio que había pensado en eso. Lo conocía demasiado bien.
Edmund corrió a ver el mar, y pronto algo sacudió nuestro barco. Muchos cayeron y comenzaron a gritar. Maldije por dentro y tomé mi arco y flechas, lista para disparar.
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Las Crónicas De Narnia: Edmund Pevensie Te Amo
Fanfiction___ Sidney, la mejor amiga de Lucy Pevensie, tenía una vida normal hasta que las guerras llegaron y se vio obligada a ir a una casa fuera de la ciudad por un tiempo junto a Lucy y a sus hermanos. ...