Las Crónicas De Narnia: Edmund Pevensie Te Amo

CAP 35: The witch

–¡Alto! –Gritó Peter.

Corrieron a luchar contra los Narnianos que tenían a Caspian en un círculo, a punto de ofrecerle a la bruja blanca una gota de su sangre. Comenzaron a luchar. Ed con un lobo, ___ con una bruja y Lucy ayudó al Q.A con su –ahora traicionero– amigo. Y Peter empujó a Caspian del círculo y apuntó a la bruja con su espada.

–¡Apártate! –Gritó el rubio.

–Peter, querido... –Habló la bruja.- Te eché de menos... Con una gota basta... –Extendió su brazo hacia él.- No lo lograrás solo y lo sabes...

Peter estuvo a punto de ceder ante la bruja, si no fuera porque destruyeron el hielo en el que se encontraba la bruja blanca.

Fue Edmund.

–Ya sé. –Dijo él.- Lo tenías controlado. –Gruñó, recitando la típica frase del rubio y se fue junto a ___.

Más tarde, Edmund y ___ se encontraban afuera del refugio, observando el paisaje, en total tranquilidad y calma. ___ suspiró y se recargó en el hombro de su amado.

–No puedo creer que Peter haya estado a punto de ceder frente a... –Comenzó a decir la chica de ojos verdes.- Ella.

–Es poderosa, ___. –Dijo él, acariciando su cabello.- Puede convencerte de cosas que no existen o no son reales y luego... Te da donde más te duele. –Suspiró.

–Si lo dices por lo que pasó esa vez, en la mesa de piedra, Edmund, debes saber que...

–Fui un traidor. –La interrumpió.- Merecía morir ahí.

–No te atrevas a decir eso jamás en tu vida. –Dijo ella, mirando seriamente a los ojos de color chocolate del chico Pevensie.

–Lo siento, es sólo que... –Suspiró.- Creí que no te volvería a ver. –Bajó la mirada.

___ no supo qué decir para calmarlo, así que sin decir una sola palabra, se acurrucó en el hombro de Edmund.

–¿___? –Dijo él, luego de unos segundos de silencio.

–¿Sí?

–Te amo, ¿Lo sabes? –Sonrió.- Más de lo que debería.

–También te amo, Ed. –Ella le devolvió la sonrisa.

–¿Vamos adentro? De seguro los demás están buscándonos.

–Ve tú. –Sonrió.- Creo que me quedaré aquí un ratito más.

–¿Segura? –___ asintió.- De acuerdo. Te veo después. –Plantó un corto beso en sus labios antes de entrar a la guarida.

___, como siempre, siguió su instinto, ya que sentía que alguien los observaba, así que saltó de donde estaba y caminó hacia el bosque.

Ya cerca al bosque, divisó una sombra que la hizo sobresaltar, ya que no estaba armada.

–No te asustes, pequeña reina... –Dijo la sombra.- No vengo a hacerte daño, todavía...

–¿Qué es lo que quieres? –Gruñó ella.- ¿Y quién eres?

–Un servidor de Miraz. Y solo quiero una cosa.

–¿Qué cosa? –Gruñó ella, a la defensiva.

–Miraz quiere un rehén. –___ entró en pánico y comenzó a huir, pero el servidor de Miraz disparó una flecha, que ___ no sabía dónde le había dado, pero ella vio todo nublado.

–Edmund... –Susurró, antes de que todo se volviera negro para ella.

El príncipe Caspian, quien estaba con su profesor, observó todo.

–Oh no... –Susurró Caspian, desde lo alto de la guarida. Él había visto cómo se habían llevado a ___, y lo único que pudo hacer fue correr hacia adentro, para avisar a los reyes de antaño sobre lo que acababa de ocurrir.- Peter. –Lo llamó.- Algo pasó, es sobre...

–Pet. –Edmund lo interrumpió.- Tienes que ver esto.

–Caspian, –Dijo Peter.- Lo que sea, me lo dices después.

Corrieron a ver que sucedía. Era el ejército de Miraz, avanzando con catapultas, hacia el refugio. Pronto todos volvieron a ingresar a planear alguna estrategia.