CAP 64: Goodbye

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Era nuestra última visita.

Dios. Cómo echaría de menos el lugar.

Y sobre todo, las grandes aventuras que pasamos aquí.

–Ya han crecido mucho, preciosa. –Explicó Aslan, mirando a Lucy.- Igual que Peter y Susan.

–¿Y tú nos visitarás? –Preguntó, acariciando su melena.

–Yo los protegeré ahí. –Afirmó.- Siempre.

–¿Cómo?

–En su mundo, tengo otro nombre. –Sonrió.- Tienen que aprender a conocerme por él. Al haberme conocido un poco aquí, también sabrán buscarme allá.

–¿Te volveré a ver?

–Sí, linda. Un día.

Lucy no aguantó y abrazó al león, con lágrimas en los ojos. Yo me uní al abrazo y luego miré a Aslan.

–Gracias por todo lo que has hecho, Aslan. –Sonreí, con los ojos aguados.

Aslan asintió, y luego rugió, abriendo un portal en medio de las olas.

Nos acercamos a Caspian, quien, aunque no quería admitirlo, también estaba triste por nuestra partida.

–Son lo más cercano que tengo a una familia... –Sonrió tristemente.- Y eso te incluye, Eustace.

–Gracias. –Afirmó el pequeño, con una sonrisa de lado.

Edmund lo abrazó sin decir nada, luego se miraron por un segundo. Lucy lo abrazó después, sollozando como niña pequeña. Ella siempre fue la más sentimental.

Luego fui yo. Abracé a Caspian como si mañana se fuera a acabar el mundo, porque una parte de mí se quedaría siempre aquí en Narnia, con Caspian, Aslan y todos los amigos que hice alguna vez.

–Cuídate mucho, Caspian. –Susurré, dejando caer algunas lágrimas.

–Cuida de Edmund, ___. –Me dijo.

Luego abracé a Aslan con fuerza y caminé junto a Lucy y a Edmund hacia el portal. Nos detuvimos al ver a Eustace hablarle a Aslan.

–¿Yo volveré? –Preguntó Eustace.

–Narnia podría volver a necesitarte, hijo. –Asintió el león.

Luego el pequeño caminó hacia nosotros.

Nos paramos a ver una última vez el paisaje narniano, y el agua nos envolvió de nuevo.

Nadamos hacia la superficie y, de un momento a otro, nos encontrábamos en nuestra habitación otra vez.

–¡Eustace! ¡Bajen a cenar! –Se oyó la voz de la madre del pequeño.

Todos nos quedamos mirando cómo el agua era lentamente absorbida por la pintura.

Al terminar de secarse el agua, Eustace colgó el cuadro donde se encontraba anteriormente. Me quedé viéndolo unos minutos.

Nuestra aventura había terminado.

Nunca más volveríamos a Narnia.

Y eso me partía el alma.

Pero estaba agradecida por haber conocido ese maravilloso lugar.

Y siempre lo estaría.




Las Crónicas De Narnia: Edmund Pevensie Te AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora