CAP 23: Brazil

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*___'s POV*

Ha pasado un jodido año desde que vi a los Pevensie por última vez. Aún recuerdo cuando, en el aeropuerto, Ed pegó en el vidrio un cartel que tenía escritas las palabras: "¡YO TE AMO, ___!" en él.

Siempre que recordaba ese momento, rompía en llanto y nada podía calmarme.

Bueno. ¿Quieren un resumen de mi viaje?

Fue así: El primer día: llegué, saludé a mi familia y todo eso. Luego me encerré en mi habitación y no hice más que llorar. Así pasé toda una semana: llorando, sin ganas de comer, sin ganas de salir, sin ganas de nada.

Mi familia logró animarme un poco, mostrándome el lado hermoso de Rio de Janeiro.

Fuimos al carnaval, y, para que no me deprimiera, mis tíos me metieron a clases de fútbol. Debo admitir que al principio era pésima en el juego, al menos los primeros cinco meses.

Luego logré aprender y... admito que mejoré mucho, y creo que juego bastante bien.

Conocí a un chico lindo: Tom Grey. Es de mi edad, un genial amigo y siempre me apoyó en todo lo que necesitaba.

¿Cómo lo defino en una palabra?

Simple: Sexy.

Su cabello rubio caía en desorden sobre su frente, sus ojos verdes penetrantes (de esos que sientes que pueden penetrar tu alma), su tez era como la mía.

Claramente, él no era nativo de Brasil. Él era de Seattle.

Debo admitir que por un tiempo sentí cosas por él. Pero, había alguien más viviendo en mi corazón, y no lo olvidaría por nada ni nadie.

De vez en cuando hablaba con mi madre que se encontraba allá en casa, en Finchley, y yo siempre preguntaba sobre los Pevensie, y mamá siempre me decía lo mismo: Que Edmund preguntaba por mí cada semana sin falta, y los demás solamente habían ido a preguntar por mí dos o tres veces como máximo.

Admito que eso me deprimió bastante, pues yo creía que se habían olvidado de mí, hasta que me dijo que los cuatro me recibirían en el aeropuerto junto con ella.

Como sea, hoy regreso a Finchley. Sinceramente extrañaré un poco Brasil, a mi familia y a Tom.

Son las 13:15 y debo estar en el aeropuerto a las 14:30 ya que mi vuelo salía a las 16:00.

Luego de tomar una fría ducha debido al intenso calor que hacía, me coloqué una solera de jeans, y unos shorts negros.

Dejé mi cabello suelto y me coloqué brillo labial.

Miré el reloj: 14:10. Estaba lista.

Me despedí de mis tíos y de mi familia, pues mi tío y Tom me llevarían al aeropuerto. Una vez que estuve lista para entrar a la sala de pre embarque, me despedí de mi tío, y luego abracé a Tom.

–No vayas a olvidarte de mí, ¿Eh? –Sonrió el rubio. Amaba esa sonrisa.

–Sí, claro. Tú no debes olvidarme, querido. –Reí, mirándolo.

–Nunca podría olvidarte. –Sonrió de lado.- Que tengas un buen viaje, ___.

–Gracias, Tom. Por todo... –Mis ojos se aguaron, cómo lo extrañaría.

–Escucha, –Dijo él, limpiando una lágrima mía.- No vas a librarte de mí tan fácilmente, ___. –Sonrió.- Voy a visitarte, en cuanto las guerras terminen. Lo prometo.

–Eso espero. –Asentí.- Hasta pronto, Tom. –Besé su mejilla.- Hasta pronto, tío Hans. Gracias por todo.

–No hay de que, pequeña. –Sonrió mi tío.- Saluda a tu madre. ¡Que tengas un buen viaje!

–Te mensajearé. –Sonrió el rubio.

–Esperaré tu mensaje. –Sonreí.- ¡Nos vemos!

Subí al avión triste pero emocionada a la vez: Pues es muy probable que jamás vuelva a ver a Tom, pero volveré a ver a los Pevensie.

¿Habrán cambiado?

¿Lucy se habrá dejado crecer el cabello?

¿Edmund me habrá extrañado?

Mil dudas rondaron por mi cabeza.

Hoy regresaré a casa.

Hoy volveré.

Sonreí. 

Las Crónicas De Narnia: Edmund Pevensie Te AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora